EL PARTIDO

Indice
            I.­ POR LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO DE LA REVOLUCION PERUANA

            II.- EL MRTA Y LA HEROICA RESISTENCIA NACIONAL

            III.­ PARTIDO Y ESTRATEGIA DE PODER

            IV.­ LA UNIDAD REVOLUCIONARIA
 
            V.­ PARTIDO DE COMBATE POLITICO­MILITAR
 
            VI.­ LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO EN LA ETAPA DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA

            VII.­ EL PARTIDO: VANGUARDIA DE LA CLASE Y EL PUEBLO

           VIII.­ PARTIDO: GERMEN DE LA NUEVA SOCIEDAD
 
           IX.­ PARTIDO INTERNACIONALISTA

           X.- PRINCIPIOS ORGANIZATIVOS


EL MOVWIENTO REVOLUCIONARIO TUPAC AMARU, es el embrión en la construcción del Partido del Proletariado en el Perú. Asume la ideología Marxista­Leninista, tiene un carácter revolucionario, línea política y estructura político-militar, recoge nuestra heroica historia de resistencia nacional y se construye actualmente en la nueva etapa de la Guerra Revolucionaria para tomar definitivamente el poder y realizar la Revolución Socialista.

Los aspectos que definen el carácter de nuestro partido son:

I.­ POR LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO DE LA REVOLUCION PERUANA

En la historia de la lucha de clases entre explotados y explotadores, oprimidos y opresores, las sociedades han llevado en su seno el germen de su propia destrucción y la semilla de la nueva sociedad.
La sociedad capitalista ha llevado a un plano superior este enfrentamiento. La lógica del capitalismo lleva a una constante concentraci6n del poder y la riqueza, al fortalecimiento del Estado Burgués, de sus aparatos ideológicos y represivos. La producci6n se hace cada vez más social y la apropiación cada vez más monopólica. Pero, al mismo tiempo, el capitalismo trae consigo al proletariado, clase antagónica que sólo es dueña de su fuerza de trabajo y que no tiene nada que perder, salvo sus cadenas de explotación.

La forma como es explotado, su rol en la producción, su carácter internacional, su concentración, disciplina y trabajo colectivo determinan su conciencia colocando al proletariado como la única clase capaz de conducir al conjunto de los explotados oprimidos para transformar revolucionariamente la sociedad.
El proletariado puede desarrollar en forma espontánea importantes luchas por sus reivindicaciones, incluso puede decirse que lleva intuitivamente la lucha por el Socialismo. Pero, sólo en la medida que sea capaz de transformar la lucha espontánea y dispersa en lucha organizada, de transformar la lucha económica y reivindicativa en lucha política, podrá el proletariado junto a todo el pueblo, protagonizar su propia liberación. Para esta tarea, debe apropiarse de lo más avanzado del pensamiento humano, de la ciencia y teoría revolucionaria, del Marxismo­Leninismo y construir el instrumento que eleve cualitativamente su conciencia y organización hasta hacerle comprender la necesidad de la Revolución. Este instrumento es el PARTIDO DEL PROLETARIADO. En el Perú, nuestra clase obrera, además de los rasgos de carácter universal ya mencionados que la tornan clase internacionalista por excelencia, muestra algunas particularidades históricas que provienen de la extracción indígena y mestiza de la clase y el semiproletariado urbano.

La historia de la construcción del Partido empieza con el Amauta José Carlos Mariátegui quien centralizó, en 1928, los primeros núcleos marxistas para dar nacimiento al Partido Socialista. A pesar de su debilidad orgánica fundacional, el Partido se definió claramente corno Marxista­Leninista afiliándose luego a la III Internacional. Así se inicia el duro proceso de construcción del Partido del Proletariado en el país.

Mariátegui sentó las bases ideológicas, políticas y orgánicas del Socialismo de manera creadora. Simultáneamente, difundió las ideas del socialismo en las masas obreras y campesinas avanzando hasta la creación de sus organizaciones sindicales. Sin embargo, este arduo trabajo teórico y práctico fue duramente combatido por las posiciones dogmáticas hegemónicas en la Internacional Comunista. Muerto el Amauta en 1930 la conversión del Partido Socialista en Partido Comunista no significó un salto de calidad en su línea política y desarrollo orgánico sino mas bien su involución dogmática seguidista y su alejamiento de las masas, permitiendo la expansión del nacionalismo pequeño­burgués aprista, con el que Mariátegui había zanjado. De esta manera comienza un largo periodo de infertilidad política y debilidad orgánica (décadas del 30 al 60) que fue dejando un gran vacío de dirección revolucionaria para el movimiento popular que empezaba a irrumpir con fuerza en la escena política.

A mediados de los años 60 y como respuesta al inmovilismo y pacifismo de la izquierda, insurge el MIR de los Comandantes De la Puente y Lobatón, iniciando en 1965 la guerra de Guerrillas. Sin embargo, a pesar de la derrota militar de esta gran experiencia, la semilla de esta corriente revolucionaria quedó sembrada para que fuera retomada por futuras generaciones de combatientes.

Años antes, se divide el Movimiento Comunista Internacional al producirse la ruptura chino­soviética produciendo a nivel mundial y aquí en el Perú la división del Partido comunista Peruano en fracciones pro­soviética y pro­china. Frente al reformismo persistente de la primera se desarrolló el radicalismo verbal del maoísmo logrando una amplia influencia en la juventud universitaria y los sectores más radicales de la pequeña burguesía. El maoísmo que había despreciado y catalogado de pequeño burgués a la Guerrilla del MIR, conoció su apogeo en los años 60 y 70, particularmente bajo la influencia de la Revolución Cultural China. Sin embargo, luego del fracaso de esta experiencia, el maoísmo en el Perú, así como a nivel internacional, entró en una profunda crisis de descomposición entre diversas tendencias y fracciones.
La gran movilización de masas contra la dictadura de Morales Bermúdez puso al descubierto la ausencia de una Dirección Revolucionaria que orientara la acumulación de fuerzas y la acción de las masas. Esta situación se ve agudizada por la asimilación de gran parte de las organizaciones de izquierda a la democracia burguesa. Nuestro pueblo tenía al frente a una izquierda que había crecido en número pero que se mostraba incapaz de conducirlo políticamente hacia la revolución.

En la actualidad gran parte de la izquierda peruana se encuentra entrampada políticamente y en un proceso interno de lucha y recomposición de fuerzas. Las propuestas más visibles son: la REFORMISTA con sus dos corrientes; socialdemácrata y reformista radical; y la DOGMATICA MILITARISTA, que se encuentra cautiva en su propio infantilismo y sectarismo.

Frente a esta crisis en la izquierda, viene habriéndose un espacio, una corriente revolucionaria alternativa, de filiación marxista­leninista y de profunda vocación revolucionaria Esta corriente va convirtiéndose en una real opción para importantes sectores de la vanguardia popular y en un eje revolucionario para la recomposición de toda la izquierda El desarrollo de un espacio politico­militar por el MRTA, la reincorporación del MIR a la lucha armada y posteriormente la UNIDAD REVOLUCIONARIA MIR-MRTA EXPRESARON, EN SU MOMENTO, EL AVANCE DE ESTA corriente revolucionaria Marxista­leninista.

En estos momentos, el MRTA la logrado dar un salto de calidad decisivo en su desarrollo político y orgánico y se configura como factor estratégico en el proceso de la Revolución Peruana. La consolidación ideológica-política del MRTA, su expansión crecimiento acelerado en las masas, así como su desarrollo político-militar deben perfilar aún más la proyección estratégica de nuestra organización.

Aún así, el MRTA no se considera idealistamente el "Partido del Proletariado" o la "vanguardia" de la revolución en nuestro país. Lo señalamos claramente: en el Perú no existe todavía una vanguardia revolucionaria, el Partido del Proletariado reconocido como tal por las masas y, en los hechos conductor indiscutible de la revolución peruana El Partido Revolucionario en el Perú se construye en el proceso mismo de la guerra revolucionaria. Por ello consideramos al MRTA como el embrión de construcción del Partido de la Revolución.

En los años de guerra que llevamos adelante hemos contribuido decisivamente a este proceso: una experiencia integral de combate en todos los frentes y todas las formas de lucha; el conocimiento más certero de las leyes particulares de la guerra en nuestro país a cuya sistematización y manejo hemos contribuido con nuestra vida y nuestra sangre y que se resume en nuestra Estrategia, hemos conseguido una estructura de cuadros integrales sobre cuyos hombros se construye este instrumento de la revolución; hemos aportado a la ideología del proletariado como lo quería Mariátegui, creadorarnente, acorde con la realidad de nuestro país, plasmado en nuestra línea programática, etc. Es decir hemos diseñado los elementos constitutivos fundamentales del partido pero que aún faltan desarrollar.

Rechazamos, por lo tanto, la auto proclamación que hacen otras fuerzas de si mismas, apelando a razones burocráticas o idealistas. La vanguardia se construye y obtiene en la acci6n práctica, en la conducción real y concreta de la lucha revolucionaria. Reconocemos en el complejo proceso de construcción del Partido del Proletariado el aporte de las diferentes vertientes de la izquierda peruana, que se irán uniendo conforme se camina hacia el triunfo revolucionario, lo cual solo podrá hacerse en guerra a muerte contra el imperialismo y la burguesía, así como en la lucha intransigentes contra las desviaciones que están en la base del fracaso de la izquierda tradicional. Teniendo siempre claro que el Partido Revolucionario es siempre un medio y no un fin en si mismo.

II.- EL MRTA Y LA HEROICA RESISTENCIA NACIONAL

La lucha revolucionaria en nuestra patria no culminará totalmente si el pueblo no recupera su conciencia histórica. Nuestro pueblo es heredero de un pasado milenario y glorioso, con más de cuatro siglos de lucha y resistencia nacional contra toda forma de explotación y opresión. Por esta razón la vanguardia revolucionaria debe recuperar la conciencia histórica y transformar nuestro pasado combativo en fuerza liberadora.

La grandiosa fuerza histórica acumulada desde la resistencia de 42 años de Gobierno Inca contra los conquistadores españoles en Cuzco y Vilcabamba especialmente la de Manco Inca, la resistencia nacional contra el coloniaje español, el levantamiento de Juan Santos Atawallpa en la Regional Central y el Gran movimiento de Liberación Nacional dirigido por Túpac Amaru y Micaela Bastidas deben ser recuperados por el Partido Revolucionario para desencadenar y multiplicar todas las fuerzas transformadoras presentes en nuestro pueblo.
La lucha nacional, con la aparición de la clase obrera de procedencia indígena y mestiza a principios de siglo; y el desarrollo del pensamiento socialista con el Amauta Mariátegui, entró en una etapa superior, en su fase definitiva. A partir de ese momento y en las nuevas circunstancias históricas LA LUCHA POR LA LIBERACION NACIONAL ES INDESLIGABLE DE LA REVOLUCION SOCIALISTA y por lo tanto. LA FORJA DE LA DIRECCION PROLETARIA REVOLUCIONARIA DEBE SER INDISLIGABLE DE LA RECUPERACION DE LA CONCIENCIA HISTORICA DE NUESTRO PUEBLO.

El MRTA incorpora este elemento de importancia estratégica al proceso de construcción del Partido. Esta vital comprensión de nuestro proceso histórico debe permitirnos conducir acertadamente la Guerra Revolucionaria por la Liberación Nacional y el Socialismo.
El nombre de nuestra organización, sus símbolos y consignas expresan la fusión en nuestra patria de la ideología proletaria y socialista con la centenaria aspiración de nuestra nación por liberarse. De ahí que el MRTA busque asentarse en las fuerzas sociales auténticamente nacionales: en la clase obrera, el campesinado pobre de las comunidades (basti6n de la resistencia nacional), en el semiproletariado y demás sectores populares.

III.­ PARTIDO Y ESTRATEGIA DE PODER

El MRTA se considera revolucionaria porque considera haber zanjado en la y práctica definitivamete con toda concepción reformista y ultraizquierdista.
Según nuestra apreciación, en la izquierda peruana se presentan, además de la nuestra, dos grandes propuestas políticas que atentan o dificultan el triunfo revolucionario.
La propuesta REFORMISTA en la que es posible distinguir dos corrientes:

La SOCIALDEMOCRATA, que busca subordinar el accionar de las masas a la estabilidad del régimen burgués. Su propuesta programática plantea conquistas de carácter demoliberal y esfuerzos democratizantes en los marcos del sistema capitalista. Es una estrategia que no ha comprendido la escencia de la dominación burguesa-imperialista y se ilusiona con la posibilidad de un desarrollo capitalista democrático, inviable en nuestro país.

La RADICAL, que en el fondo desconfía de las masas. Restringe el proceso de acumulación de fuerzas al poder político (autodefensa incluida) sin valorar adecuadamente la necesidad reconstruir el poder militar de la revolución. Su alternativa de "Gobierno y Poder" no podrá reivindicar para sí el poder real puesto que no podrá transformar la fuerza social y política acumulada en poder efectivo si es que no se sustenta en una fuerza político-militar que tiene que irse construyendo desde ahora. Se trata de una corriente que vacila entre reforma y revolución.

La propuesta ULTRAIZQUERDISTA que busca acelerar forzadamente la polarización social, política y militar de fuerzas sociedad. Esto está llevando al pueblo a un enfrentamiento prematuro en condiciones de debilidad político militar frente al enemigo. Por ello, es una estrategia que trabaja por la derrota de la revolución.

Marx decía, los hombres son lo que son y no lo que creen ser, igualmente podríamos decir de los Partidos. El PCP (SL) al pretender erigirse en la única Vanguardia Revolucionaria en el Perú y desconocer la extraordinaria lucha de nuestro pueblo y el avance logrado en las últimas décadas por la izquierda y el pueblo peruano, cae en el idealismo pequeño burgués. El desprecio a las masas y a sus organizaciones junto a su autoritarismo los colocan a enfrentarse permanentemente contra las masas o a utilizarlas como carne de cañón. Frente a estas dos propuestas ajenas al proletariado, se levanta una alternativa revolucionaria, que desarrolla una estrategia de Guerra Revolucionaria, que trabaja por la acumulación integral de fuerzas políticas y militares, que busca incorporar a las masas a la guerra y a la construcción del poder político y militar de la revolución.

Nuestra estrategia, para orientar y canalizar la actual polarización de fuerzas en función de la construcción del poder político y militar de la revolución y llegar al desenlace revolucionario en condiciones de victoria, debe resolver en la práctica misma diversos problemas como: la relación entre vanguardia platico militar y masas, la relación entre el poder político y el poder militar, la relación entre el ejército revolucionario y el movimiento combativo e insurreccional de las masas, entre otros.
En definitiva, sólo desarrollando una estrategia de poder de Guerra Revolucionaria por la Revolución Socialista es que se podrá avanzar en la construcción del Partido del proletariado. Ese y no otro es el terreno para su construcción.

IV.­ LA UNIDAD REVOLUCIONARIA

En relación a este asunto, la revolución peruana nos plantea dos cuestiones a resolver: una, la gran extensión y diversidad de partidos de izquierda; y la otra, que se recoge de varias experiencias revolucionarias triunfantes, acerca de la no necesidad del Partido Unico de la Revolución como precondición para encarar el conjunto de las tareas político-militares y la toma del poder Veamos:

­En el Perú, la izquierda y el conjunto del movimiento popular ha alcanzado un considerable desarrollo orgánico, tal vez, el más importante de América Latina Esta diversidad de organizaciones de izquierda (la mayoría de las cuales proclama tener un origen e ideario marxista y/o leninista) hace posible suponer que, a pesar de sus limitaciones políticas y estratégicas, podrían confluir diversas vertientes ideológicas y políticas en la construcción del partido la toma del poder y la edificación dei Socialismo. Ello indica que se establecerán relaciones de UNIDAD y LUCHA en el transcurso del proceso revolucionario y después del triunfo.

­Por otro lado, la experiencia revolucionaria contemporánea, sobre todo de América Latina, ha demostrado que la existencia o predominancia absoluta de un Partido Revolucionario Unico no es precondición para el desarrollo de la estrategia revolucionaria y la toma del poder. Esa es la experiencia de Cuba, Nicaragua, El Salvador, Guatemala Y esa es también la realidad objetiva en Colombia Perú o Chile, para citar sólo lo más avanzado del movimiento revolucionario en esta parte del continente.

En el Perú la construcción del Partido de la Revolución deberá incorporar a todas las vertientes de la izquierda que demuestren, en la práctica, una decisión de incorporarse efectivamente a las tareas particulares y generales de la revolución. El MRTA trabaja por esta convergencia estratégica. Nuestra vocación unitaria no se contrapondrá nunca con nuestra justa aspiración de convertirnos en el eje revolucionario, en punto de referencia estratégico.
Sin perjuicio de los señalado, empero, estamos convencidos que dicha convergencia estratégica solo podrá concretarse en el marco general del desarrollo de la Guerra Revolucionaria por la Revolución Socialista.

Ese y no otro es el espacio de confluencia de las corrientes revolucionarias. La convergencia, por lo tanto, es una posibilidad estratégica que se halla en el horizonte.
Sin embargo, en las actuales circunstancias se hace necesario producir los acercamientos posibles con otras fuerzas de izquierda de acuerdo a su aproximación a uno o varios aspectos de nuestra estrategia de poder, (desarrollo de la autodefensa, construcción de la ANP, trabajos preinsurreccionales), con el objeto de ir desarrollando las experiencias iniciales de Unidad y Lucha, en el marco del desarrollo de la Guerra Revolucionaria.

V.­ PARTIDO DE COMBATE POLITICO­MILITAR

Como la realidad histórica mundial ha demostrado, las clases dominantes ejercen y preservan su poder usando no solo métodos políticos o consensuales sino, sobre todo y en última instancia, métodos violentos. Por ello, los partidos revolucionarios luego de la revolución soviética, se han construido como partidos de combate, partidos de nuevo tipo, leninistas. Sin embargo, estas características se han mostrado insuficientes en las últimas décadas, sobre todo por las condiciones político-militares de la dominación burguesa-imperialista en América Latina. Ya desde los años 60, luego del Triunfo de la revolución Cubana, las nuevas vanguardias se han tenido que construir como organizaciones político-militares que desarrollan, dominan y practican todas las formas de lucha, incorporando, desde el inicio de la construcción del poder militar de la revolución.

Discreparnos, por lo tanto, de las concepciones que piensan que el Partido se puede formar impulsando primero la lucha sindical, después la política para luego (en una situación revolucionaria) plantearse recién la lucha armada

La experiencia mundial, las revoluciones triunfantes en América Latina (Cuba y Nicaragua) así como los procesos revolucionarios más avanzados (El Salvador, Guatemala Colombia) vienen mostrando con absoluta claridad que dichos procesos han sido y son dirigidos por vanguardias combatientes, político-militares, con una estrategia de poder de Guerra Revolucionaria y de acumulación integral de fuerzas.

La construcción de partido de Combate político-militar, el desarrollo de un movimiento de masas combativo se harán utilizando todas las formas de lucha, aunque estas tendrán como eje estratégico y ordenador el desarrollo de la lucha armada y la construcción de la fuerza militar del pueblo y la forja del poder popular. Es preciso señalar que las formas específicas que adquiera la estructura de Combate Político-Militar depende de cada situación política concreta y de los objetivos que nos impone nuestra estrategia revolucionaria de poder.

VI.­ LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO EN LA ETAPA DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA

La lucha de nuestro pueblo ha abierto la etapa de la Guerra Revolucionaria. Con el reincido de la lucha armada se tuvo que pasar de la teoría partidaria p­m a la práctica partidaria p-m. La realidad nos brindó muchas lecciones y obligó a introducir cambios en la estructura partidaria. Hoy, con el desarro llo de la Guerra Revolucionaria tenemos que encarar la construcción partidaria en función de tareas más amplias y complejas, que van desde el trabajo de masas y la construcción de la autodefensa, hasta la construcción de la milicia partidaria (ligada a la milicia popular), la especialización de los comandos y la construcción del partido en los frentes de guerrilla rural.

En las columnas guerrilleras aparece embrionariamente el problema Partido Ejército revolucionario. Es decir. la relación entre la conducción política-partidaria de la fuerza militar y su mando operativo; la relación entre militantes y combatientes; la relación entre células y estructuras militares. La experiencia concreta nos enseña que desde el inicio, por más limitado que sea el número de los combatientes de la unidad militar se debe construir el Partido dentro del ejército y que son los militantes y su labor ideológica, política, organizativa y de inteligencia la ARGAMAZA, el elemento de cohesión y solidificación de la fuerza militar. Construyendo partido podemos incorporar sin temor nuevos combatientes a unidades militares. Así, el partido tendrá una relación doble con sus militantes que estén en la fuerza militar como militantes partidarios y como combatientes, a la vez.
Así, el crecimiento del partido al interior del Ejército Revolucionario estará de acuerdo al crecimiento del mismo ya su creciente complejidad, comenzando por la formación de células en las escuadras, pelotones y columnas.

VII.­ EL PARTIDO: VANGUARDIA DE LA CLASE Y EL PUEBLO

El Partido es un instrumento de clase. Por lo tanto, tiene en la clase obrera y el pueblo su medio social de desarrollo natural; organizando y conduciendo sus luchas, centralizando políticamente a los mejores elementos y convirtiéndose en el instrumento por excelencia que lucha por el Programa del Proletariado y del pueblo: la Revolución Socialista. Su carácter de clase implica la proletarización ideológica y política de su militancia, su formación marxista­leninista, la adopción de su colectivismo y moral proletaria

Sin embargo el carácter proletario del Partido no significa que su composición sea uniclasista. En el MRTA tienen lugar junto a los obreros, los campesinos pobres y comuneros, el semiproletariado, los eventuales y ambulantes, los pobladores de barriadas, los empleados, la mujer revolucionaria, los intelectuales, y artistas del pueblo, los cristianos comprometidos, los policías, soldados y oficiales patriotas. Esto es, todos los hombres y mujeres que asuman nuestra línea política, programa y estatutos.

Respecto al Partido y su papel de vanguardia, su relación con las masas su carácter conspirativo y de cuadros en raizados en las masas, debemos señalar lo siguiente:

a.­ El Partido es vanguardia de la clase y el pueblo, pero al mismo tiempo forma parte de él. Es su sector más avanzado y consiente. Será capaz de orientar, educar y dirigir a las masas; así como de plasmar en táctica las plataformas formas de organización y métodos de lucha adecuados sin alejarse de las masas.

b.­ Entre el Partido y las masas, entre el factor consiente y espontaneo, entre las necesidades de la estrategia y la táctica se establece una relación contradictoria que solo puede ser resuelta con una acertada línea de masas. Esta línea busca incorporar a las masas a la revolución y prepararlas para la toma del poder. Una resolución incorrecta de esta cuestión se explica por la desconfianza o subestimación de las masas y lleva al vanguardismo extremista o al economicismo chato, dos caras de una misma moneda.
Por ello, el carácter de vanguardia del Partido no debe significar una falta de respeto y desconfianza en las masas y sus organizaciones naturales. La contradicción entre lo consiente (partido) y espontáneo (clase) se resuelven las situaciones revolucionarias cuando las masas dan grandes saltos de calidad en cortos periodos de tiempo, si la vanguardia trabaja y se liga acertadamente con ellas. Esta confianza y respeto a las masas, debe estar acompañada por una disposición a aprender de ellas constantemente.

c.­ El MRTA busca no sólo expresar pasivamente el avance en los niveles de conciencia de las masas mismas sino, sobre todo crear una organización con capacidad política y fuerza propia para INCIDIR en la lucha de clases y modificar las correlaciones de fuerzas.

d.­ El carácter colectivo y profesional de los cuadros, significa que el partido busca incorporar a los elementos más avanzados de la clase y el pueblo y formar cuadros que hagan de la revolución (en el senado más integro del término) la profesión de su vida, que sean capaces de poner los intereses de la revolución por encima de los personales y de encararlos con criterio científico, racional, no voluntarista ni artesanal.
Al mismo tiempo los cuadros deben ir formándose como estadistas, es decir con capacidad de forjar el Poder Popular y solucionar los problemas que esto conlleva. Deben ser creadores y abiertos a enfrentar nuevas situaciones y problemas a los que la realidad los va poniendo, la Revolución y su gigantesco proceso creador. No hay dos revoluciones iguales. El calco y la copia de la que nos hablaba el Amauta es el peor enemigo del cuadro integral.

e.­ El partido y los cuadros se forman en la lucha. Estos deben ser capaces de conjugar en forma coherente la lucha ideológica, política, económica y militar. Es una característica del MRTA que el cuadro y el dirigente se forjen en la lucha, en todos los terrenos de combate contra el enemigo.

VIII.­ PARTIDO: GERMEN DE LA NUEVA SOCIEDAD

EI socialismo por el que lucha la clase obrera y el pueblo tiene su embrión en el propio partido, en las diversas expresiones del revolucionario en la vida partidaria, en su relación con las masas y en su actitud cotidiana ante la vida.
Para ello, no se espera el triunfo de la revolución, sino que en el proceso de construcción de la vanguardia político­militar se va forjando el contingente de hombres nuevos, quienes irán reflejando el comportamiento de la futura sociedad.
El revolucionario debe ser ejemplo de entrega, sacrificio, honestidad y consecuencia. Debe rechazar el machismo y la discriminación de la mujer con la misma firmeza con la que se opone al enemigo. Debe rechazar el individualismo y practicar el colectivismo; rechazar el culto a la personalidad y practicar el auténtico respeto a los dirigentes y jefes.
Siguiendo el ejemplo heroico de tantos queridos compañeros que han dado su vida por la revolución o se encuentran en las prisiones del enemigo, debemos esforzarnos en formar el Hombre Nuevo que ejemplificara el Comandante Ernesto Che Guevara

IX.­ PARTIDO INTERNACIONALISTA

La expansión y desarrollo del capitalismo a nivel mundial, ha internacionalizado la lucha de clases. El enfrentamiento nacional no es más que un eslabón de la lucha mundial del proletariado y los pueblos oprimidos contra las burguesías y el Imperialismo. El partido, por lo tanto será una organización internacionalista porque se reconocerá como un destacamento más del Gran Ejército del Proletariado en lucha contra sus enemigos de clase.

El MRTA ha practicado y practica el internacionalismo militante, el compromiso efectivo con los movimiento revolucionarios y de Liberación de América Latina, Asia y Africa. Una solidaridad activa con toda causa justa.

En América Latina, urge trabajar por la centralización y convergencia de las vanguardias político­militares y partidos revolucionarios en organismo de coordinación regional o zonal, priorizando nuestras relaciones con los partidos hermanos de países vecinos.

El MRTA forma parte de una Corriente Revolucionaria Internacional que empieza a surgir con el triunfo de la Revolución Vietnamita y se ensancha con otras revoluciones triunfantes en América Latina (Cuba, Nicaragua, El Salvador), Asia y Africa. Esta corriente se distingue por tres aspectos centrales: su reafirmaci6n ideológica en el Marxismo-Leninismo, la reivindicación y aplicación de una autonomía política para sus procesos (sin que ello signifique renunciar a la colaboración internacionalista) y porque se convirtieron en portaestandartes de la consecuencia entre la teoría y la práctica al llevar la revolución al lución al terreno de los hechos.

Todas las organizaciones revolucionarias que forman parte de esta corriente, vieron coronar con éxito los procesos revolucionarios en sus respectivos países, a lo largo de los últimos 30 años.
En los hechos, esta corriente se ha puesto al frente del movimiento revolucionario contemporáneo, constituyéndose en una CORRIENTE VICTORIOSA a diferencia de otras (maoísmo, trostquismo, revisionismo) actualmente en descomposición.

X.- PRINCIPIOS ORGANIZATIVOS

a.­ Vida Celuclar: Es la forma básica de organización del Partido. Toda estructura político­militar del partido, de base o dirección, funciona como célula. Esta es la instancia a través de la cual el partido desarrolla la labor de dirección revolucionaria de las masas. Es por lo tanto, núcleo de dirección. Garantiza la reproducción del partido, su crecimiento y la preservación de sus fuerzas. Garantiza la continuidad de la organización.
La célula, para elevar su rol de dirección político­militar, debe funcionar como escuela de formación revolucionaria, teniendo a la práctica como criterio de verdad o de verificación de nuestros avances políticos.
En el MRTA, las células adoptan diversas formas, de acuerdo al tipo de trabajo que desarrollan sus militantes y a las necesidades del proyecto en cada periodo de la lucha de clases. Pueden ser: células de masas, milicianas, de comandos, células en la fuerza guerrillera rural o ejército y células especiales. Todas ellas están capacitadas para la lucha política y la militar y son, independientemente de su especialidad, células de dirección frente a las masas.

b.­ El Centralismo Democrático: Este principio de organización leninista busca el desarrollo de la conciencia, la unidad ideológica política y de dirección que permitan la unidad de acción. El Centralismo Democrático implica la más amplia posibilidad de discusión y elaboración colectiva de la línea, junto al más alto grado de centralización política y orgánica.
Este principio combina sus dos aspectos: la más amplia democracia y la dirección centralizada, pudiendo adquirir uno de ellos cierta predominancia de acuerdo a la situación política pero, buscando siempre el equilibrio que permita la marcha simultánea de ambos aspectos y asegurando que nunca se dé la anulación de alguno de ellos.
Su aplicación se hace efectiva en todas las estancias y eventos del partido y se convierte en herramienta fundamental para preservar al partido de la anarquía organizativa, del surgimiento de grupos o fracciones, del debilitamiento de la disciplina

Una vez agotada la discusión, en cualquier instancia, se procede a la centralización más estricta bajo normas que subordinan al militante al colectivo de la organización, la minoría a la mayoría, la célula al partido, las bases a la dirección y ésta a las máximas instancias del partido: Comité Central, Convención Nacional y Congreso.
Por el carácter clandestino y Político-militar del partido, los mandos y jefaturas en las diferentes instancias de la organización, se designarán con la participación de los militantes de la instancia respectiva, en todas las ocasiones en que esto sea posible, considerando sus cualidades personales, el tipo de responsabilidad a asumir y asegurando una permanente vigilancia y evaluación.

c.- El Intelectual Colectivo: El partido fusionará las capacidades individuales con las colectivas. Como Intelectual Colectivo, el partido expresa la aplicación creadora del Marxismo-Leninismo a la realidad concreta del Perú. Recoge los aportes individuales y particulares llevándoles a su sistematización y generalización.
No anula las capacidades individuales de los militantes, por el contrario, propicia un campo fértil para su desarrollo. Los intelectuales revolucionarios para ser tales, tenderán a socializar sus conocimiento con la militancia, buscando siempre la creación colectiva del Partido.
Como Intelectual Colectivo, el Partido crea y recrea su línea, adecúa permanentemente su funcionamiento orgánico a los retos de la situación política y la revolución, da respuesta a la compleja problemática de la lucha revolucionaria y es capaz de superar su errores, afirmando lo positivo, superando los déficits, haciendo surgir a los mejores cuadros como dirigentes, asumiendo colectivamente la dirección en todos los aspectos de la lucha política. En este principio se plasma la esencia misma de la sociedad socialista por la que luchamos y la garantía más fuerte contra el individualismo pequeño­burgués.

d.- La compartimentación: Busca preservar las estructuras orgánicas del partido para asegurar su continuidad política, evitando el liberalismo y horizontalismo. Cada célula u organismo de dirección no precisa conocer más allá de lo absolutamente necesario para asegurar el éxito de su trabajo revolucionario. Este principio debe ser aplicado con mucho celo por todas las células e incluso al interior de ellas mismas.

Además, busca impedir la filtración de información al enemigo y preservar la esencia constrictiva del partido. Ayuda a superar el desorden orgánico y el amiguismo.
Si bien es cierto que la continuidad del partido reposa en su fortaleza ideológica­política y en su total fusión con las masas, y en la que es necesaria la compartimentación; ello no debe llevar a clandestinizar nuestra línea política debido a una equivocada comprensión de lo que ésta significa; por el contrario, nuestra propuesta política debe merecer la más amplia difusión en las masas.
e.­ La crítica y la autocrítica: Su ejercicio garantiza;

a.- la vigilancia permanente de los avances y deficiencias del trabajo;

b.­ el reconocimiento colectivo e individual de las deficiencias, desviaciones o deformaciones y c.­ la prevención y correcci6n oportuna de toda influencia burguesa pequeño burguesa en el seno del partido como son: el individualismo, pasividad, falta de iniciativa, egocentrismo, amiguismo, paternalismo, pedantería, el chisme, la intriga, la actitud liquidadora, la cobardía, etc.
La crítica y autocrítica debe practicarse con suma responsabilidad, con espíritu de enmienda llevado al terreno práctico y en todos los niveles en doble sentido: de base a dirección y de dirección a bases, poniendo siempre por delante la política, es decir, los intereses revolucionarios expresados en la estrategia partidaria.

f.­ El Autosostenimiento: Nuestra organización, contraria a todo seguidismo y mucho más a toda actitud mercenaria, defiende y valora su autonomía política y practica la independencia económica.

Superando el artesanismo y la carencia de medios, nuestra organización deberá resolver sus problemas materiales y logísticos teniendo como base nuestro propio esfuerzo, practicando el autosostenimiento, apoyándose en el trabajo creativo de los cuadros y consiguiendo la colaboración de las masas, fuente inagotable de recursos materiales y espirituales.
 
 
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