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Denuncian daños en tierras cultivables del Putumayo por fumigaciones indiscrimin

Octubre 1 de 2002
ELTIEMPO.COM
Denuncian daños en tierras cultivables del Putumayo por fumigaciones
indiscriminadas contra plantaciones de coca

En el último mes han sido destruidas 10.500 hectáreas de plantaciones
ilícitas y otras 33 mil de cultivos lícitos en el municipio de La
Hormiga, en donde los pobladores comienzan a sentirse afectados por la
contaminación con glifosato.
"Las fumigaciones han afectado a 43.000 de las 78.000 hectáreas de
tierras fértiles de La Hormiga", dijo el ingeniero Jairo Rivera, de la
oficina municipal encargada de la protección del ecosistema.
Rivera indicó que las aspersiones de glifosato alcanzaron, además de los
cultivos de coca -la materia prima de la cocaína-, a los plantíos de yuca
(mandioca), plátanos, cítricos, maíz y cacao, así como al bosque natural
y las fuentes de agua del departamento de Putumayo, donde se localiza La
Hormiga, municipio llamado también Valle de Guamuez.
Por su parte, el Personero (Defensor del Pueblo) de La Hormiga, Leandro
Romo, confirmó que las avionetas han lanzado en los últimos dos meses
grandes cantidades de herbicida sobre los cultivos lícitos e ilícitos.
Romo añadió que, a raíz de esas fumigaciones, unos 7.000 campesinos e
indígenas, incluidos mujeres y niños, padecen problemas de salud y hambre
y carecen de recursos.
Unos 3.500 de esos labriegos debieron abandonar sus parcelas con destino
a otras localidades de Putumayo -fronterizo con Ecuador y Perú- o al
vecino departamento de Nariño, dijo Romo.
El líder comunal Joaquín Merino declaró a su vez que las aspersiones
también dañaron los pastos y contaminaron los ríos y quebradas, por lo
que los animales domésticos se están muriendo.
Funcionarios del Gobierno colombiano confirmaron previamente en Bogotá
que en los últimos 60 días se han efectuado fumigaciones en Putumayo
-departamento que concentra el 50% de las más de 160.000 hectáreas de
cultivos ilícitos existentes en Colombia, el mayor productor mundial de
coca y cocaína- y que expertos estadounidenses asesoran a las autoridades
locales encargadas de la aspersión.
Siguen las fumigaciones
En los últimos dos meses el gobierno colombiano, en coordinación con el
estadounidense, ha realizado una agresiva campaña de fumigación para la
erradicación de cultivos ilícitos, un programa que el presidente Alvaro
Uribe considera irreversible.
"La erradicación y sustitución de cultivos ilícitos en Colombia no tiene
reversa y continuará de manera independiente a la coyuntura política que
viva el país", dijo Uribe a periodistas, el pasado 21 de septiembre en
Nueva York.
"No podemos seguir manejando el problema de las drogas con aguas tibias,
por lo que se necesita un compromiso práctico y no retórico de la
comunidad internacional para sustituir los cultivos ilícitos y luchar
contra el lavado de dinero, tráfico de precursores químicos y armas y el
consumo de narcóticos", precisó el mandatario.
Según voceros oficiales, las fumigaciones se intensificaron en los
municipios de San Miguel y Valle del Guamuez (800 km al sur de Bogotá),
departamento de Putumayo (sur), en donde se estima que se concentra la
mitad de las más de 130.000 hectáreas de cultivos ilícitos existentes en
Colombia.
Washington financia con 17 millones de dólares anuales el programa de
aspersión en Colombia, que cuenta actualmente con 15 avionetas de
fumigación a los cuales se sumarán tres más antes de fin de año. Además,
aporta más de 1.300 millones de dólares en ayuda económica y militar para
financiar el Plan Colombia de lucha antidrogas y contrainsurgente.
En 2001 se fumigó en Colombia un récord de 84.000 hectáreas de cultivos
de coca, contra 58.000 en el año 2000. En lo que va de 2002 se han
fumigado 70.000 hectáreas, y la meta es erradicar 150.000.
El presidente Andrés Pastrana, quien cesó en funciones el pasado 7 de
agosto, suspendió las aspersiones en Putumayo a comienzos de este año,
debido a que su Gobierno y los campesinos suscribieron acuerdos para
erradicar manualmente las plantaciones, en el marco de un programa de
desarrollo alternativo.
Sin embargo, voceros del gobierno señalaron que esos acuerdos no estaban
produciendo resultados efectivos, por lo que Uribe decidió reiniciar las
aspersiones aéreas.
A raíz de esas fumigaciones, cientos de campesinos han denunciado que
padecen males respiratorios y que han sido obligados a abandonar sus
parcelas de cacao, maíz, plátano, yuca y otros cultivos lícitos,
denunciaron organizaciones humanitarias y de labriegos.
El Departamento de Estado norteamericano señaló que el pesticida
utilizado en Putumayo no es nocivo para la salud, pero que se le harán
ajustes en la formulación, a fin de que su toxicidad disminuya del grado
3, equivalente a "suave", al grado 4 o "leve" (siendo el grado 1 el más
tóxico).
La privada Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
(Codhes) afirmó recientemente que unas 36.000 familias cocaleras fueron
afectadas el año pasado por las fumigaciones, "generando un problema
social que no se resuelve con ayudas asistencialistas y criminalización
del eslabón más débil de la cadena del narcotráfico".

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