Carta Abierta de Lori Berenson

Cajamarca, Diciembre 2004

Finalmente la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió su fallo sobre mi demanda contra el estado peruano. Contra lo que todos esperaban, la CIDH dio la razón al estado peruano en una decisión que en definitiva es más política que jurídica.

Hasta hace unas semanas atrás, el propio estado reconocía que era probable un  fallo adverso para ellos de parte de la CIDH, y entonces se inició una campaña de desprestigio contra mi persona. Campaña basada en mentiras que lo único que pretendían era crear en la opinión pública la sensación que yo era un problema para el país y que un fallo favorable para mi, significaría el retorno automático del terrorismo.

El tema de la violencia política en el Perú es y seguirá siendo un tema pendiente mientras los gobernantes no le den el tratamiento adecuado, mientras se siga negando la necesidad de abordar desde sus causas y recogiendo la opinión de todos los actores. Pero la práctica en los últimos tiempos es utilizar el tema de la violencia como pretexto para adoptar medidas represivas contra quienes se atreven a cuestionar el modelo neoliberal y los abusos que conlleva. El informe y las recomendaciones de la CVR sobre el tema, lejos de convertirse en un punto de partida para una reflexión mas integral sobre la violencia vivida y la razón para la existencia de grupos subversivos, se ha convertido en un soporte más para la política represiva del gobierno.

Una muestra de como está funcionando la justicia en el Perú es el tratamiento que viene dando el poder judicial a los funcionarios estatales responsables de crímenes de lesa humanidad para quienes si se tienen todas las consideraciones y el trato judicial y penitenciario es privilegiado con relación a las miles de personas encarceladas en el país.

Soy conciente que existe un orden mundial construido impuesto sobre la fuerza de las armas mediante la destrucción y muerte de miles de personas en  nombre de una guerra contra el terrorismo o “el eje del mal” como también se ha venido a denominar a la prepotencia y el abuso contra los pueblos del mundo. La CIDH no es ajena obviamente a las abrumadoras presiones políticas y así entendemos la sentencia emitida en mi caso.

Al fin y al cabo para mi es un honor encontrarme entre los millones de mujeres y hombres que estamos encarcelados por cuestionar un sistema de injusticia y buscamos cambiarlo por otro más justo. Es un honor igualmente y me digna vivir –aun encarcelada- en este hermoso país en donde se siguen desconociendo y desatendiendo los derechos de la población. Un fallo desfavorable no me desalienta ni me hace perder la confianza en que con la dignidad y la nobleza del pueblo peruano, con su gran capacidad de lucha, se ira construyendo y forjando un Perú digno en un mundo digno en donde prime la igualdad y la justicia social. Donde nos hermanemos en una sola voluntad, un solo puño para erradicar el salvajismo neoliberal y la injusticia globalizada.

Estoy plenamente convencida que ese día llegará por que desde ya, con coraje y ternura, estamos sembrando las flores y la belleza del futuro.
 

Lori Berenson

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