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La Prensa   La Paz - Bolivia Edición de Octubre 15, 2003
CONFLICTOS

Después de dos días, ayer se llevó a cabo la diligencia legal en Villa Ingenio

Autopsia: 13 muertos por heridas de bala en El Alto
http://166.114.28.115/20031015/politica/politica02.htm

15-10-2003
Examen: 14 cadáveres esperaron dos días para la diligencia legal

Luego de dos días de negociaciones y promesas, 14 de las víctimas fatales de los enfrentamientos en la zona de Villa Ingenio fueron sometidas a la autopsia de ley. De ese total, según la certificación de los médicos forenses, 13 personas fallecieron por impactos de balas de guerra.

Tres médicos forenses, presididos por el fiscal asignado a la Policía Técnica Judicial (PTJ) de La Paz, Rodolfo Gutiérrez, llevaron a cabo la autopsia por el lapso de dos horas y media, desde las 14.00 de ayer, en la parroquia de Cristo Redentor, ubicada en la zona de Río Seco de El Alto.

Con esto, las familias de las víctimas lograron encontrar respuesta a sus peticiones -ya que El Alto no cuenta con morgue ni con médicos forenses-, luego de dos días de producidos los enfrentamientos trágicos en el distrito de Villa Ingenio.

"Entierren a sus muertos, Dios es testigo de que los que han hecho esto tienen que pagarlo, porque tengo la cara morena igual que ustedes; que se cargue toda la responsabilidad para quienes han disparado a mi pueblo", declaró acongojado Gutiérrez a Radio Pachamama.

Los resultados de la diligencia legal establecieron que trece de los catorce cadáveres habían sido alcanzados por balas de guerra, a excepción de Benita Rodríguez, quien falleció el día lunes en la explosión de uno de los surtidores de gasolina en Río Seco.

Once de las víctimas de los conflictos en Villa Ingenio responden a los nombres de: Max Vallejos, Francisco Ajllahuanca, Juan Ticona, Damian Larico, Richard Charcachana, Roberto Huanca, Luis Quelca, Damian Luna, José Quispe, Marcelina Carvajal y Luis Cusi.

Al terminar la autopsia, las familias recibieron el respectivo certificado de defunción ante más de un centenar de vecinos que posteriormente acompañaron a los dolientes a sus respectivos domicilios para el último día de velorio.

Hoy a las nueve de la mañana se celebrará una misa colectiva para los 14 cadáveres, que luego serán enterrados en el cementerio de Villa Ingenio.

Tres víctimas sin autopsia

Según el religioso Winsor Soria, párroco de la iglesia Cristo Redentor, el total de víctimas asciende a 17, entre las que se encontraba un bebé. Pero, dos de los cuerpos habrían sido llevados a sus hogares para ser velados sin la autopsia respectiva. Además, el bebé que falleció en los conflictos del domingo ya fue enterrado el lunes obviando este procedimiento legal.

Asimismo, el párroco rectificó la causa de la muerte del recién nacido. "Se dijo (por los medios) que el bebé había muerto al intoxicarse con los gases lacrimógenos, pero, según su madre, el niño falleció al ser aplastado por ella, que cayó encima al querer escapar de los enfrentamientos", dijo.

Ante la inexistencia de médicos forenses en El Alto y la falta de voluntad de los de la ciudad de La Paz para realizar esa diligencia en la ciudad alteña, los habitantes amenazaron con enterrar a las víctimas sin la respectiva autopsia; suerte que habrían corrido los dos cadáveres sacados con anterioridad de la parroquia y que también habrían muerto por balas de guerra.

Una odisea

Por ello, quienes gestionaron las autopsias en El Alto tuvieron que atravesar toda una odisea.

El lunes, el párroco de Río Seco y los familiares de las víctimas llamaban insistentemente a organizaciones y centros hospitalarios para que consigan la presencia de médicos forenses en la parroquia donde eran velados los cuerpos, pero sólo recibieron promesas.

"El lunes hemos llamado a instituciones como Derechos Humanos e incluso a forenses para que se presenten en la iglesia, pero sólo nos hicieron promesas. En la tarde nos dijeron que los iban a llevar al Hospital General porque no había garantías en El Alto. Nosotros estábamos dispuestos a bajar con la ayuda de Obermaier, quien estaba trabajando con una ambulancia", relató Soria.

Al día siguiente, martes, no se vislumbraba solución al problema. Monseñor Jesús Juárez y el párroco de Villa Adela, Sebastián Obermaier, se hacían cargo de las negociaciones. Luego de ponerse de acuerdo con el Ministerio de Salud, la institución gubernamental se comprometió a mandar un par de forenses para que realicen el análisis legal a los cuerpos de las víctimas

"A las 10 de la mañana quisimos ir a sacar los cadáveres, que eran doce, pero la gente se opuso porque decían que el gobierno podía robarlos en La Paz", sostuvo Obermaier.

Ante la oposición, el religioso se dirigió a la sede de gobierno junto con doce monjas y una ambulancia para poder recoger a los forenses. Sin embargo, los médicos se negaron a subir a El Alto por la falta de garantías.

Nuevamente, Obermaier llamó a monseñor Juárez y al representante del Ministerio de Salud para que instruyan a los forenses, y sólo a mediodía la comitiva de cinco ambulancias partía a la parroquia de Cristo Redentor, donde a las 14.00 empezó a practicarse la autopsia de ley.

Dos horas y media después, Obermaier, junto con las ambullancias, dejaba nuevamente a los forenses en el Hospital de Clínicas.

"Eran curiosos"

En Villa Ingenio, el domingo a las 13.30, se produjeron enfrentamientos en la tranca de Río Seco que dejaron un saldo de al menos 17 muertos.

"La gente que falleció era gente curiosa que fue al centro del conflicto. La gente no estaba preparada para este enfrentamiento. En cinco a diez minutos la balacera dejó 17 difuntos y más de veinte heridos, todos eran inocentes", concluyó el padre Soria.

La violencia estatal en este año triplicó el número de muertos de todo un lustro

Los últimos cinco años dejaron un saldo de 163 personas muertas en diferentes enfrentamientos por conflictos sociales.

El Defensor del Pueblo informó que en 1998 fallecieron 13 bolivianos; en 2000, 19; en 2001, ocho; en 2002, siete; y en 2003, 53. Esto suma 100 nombres hasta marzo de este año. A este recuento hay que añadirle los 63 fallecidos por la "guerra del gas".

En los primeros meses de 2003 el conteo incluye a 15 policías y militares que cayeron víctimas de la refriega de "febrero negro".

Esto quiere decir que los 113 muertos de este año casi triplican a los 47 del periodo comprendido entre 1998 y 2002.

Pero eso no es todo, ya que de los casos citados ninguno fue esclarecido por la justicia hasta la fecha, según asegura una publicación de la agencia de noticias por internet Econoticias.

Las víctimas favoritas

La agencia rescata una declaración del vicepresidente de la Asamblea de Derechos Humanos, Sacha Llorenti, quien indica: "Hay una espiral ascendente de violencia estatal, que está directamente relacionada con el ascenso de las protestas sociales. Cuanto mayor es la movilización popular, mayor es la violencia estatal".

De este comentario pueden dar fe los cocaleros del Chapare, en Cochabamba, pues Llorenti indica que las víctimas fatales entre los productores suman decenas.

A manera de ejemplo, el activista menciona que en el último gobierno del fallecido Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) ocurrió la Masacre de Parotani; en la época de Jaime Paz Zamora (1989-1993), la ejecución extrajudicial de cuatro personas; en la primera gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997); tres decenas de muertos en las masacres de Eterazama, Capasirca y Amayapampa; en la gestión del ex dictador Hugo Banzer Suárez (1997-2001), seis fallecidos en la "guerra del Agua" (2000) y diez productores de coca; y en el mandato de Jorge Quiroga Ramírez (2001-2002), 30 muertes.

Sin libertades

Estas escalofriantes cifras traen a la memoria el recuerdo de las dictaduras militares que gobernaron Bolivia entre 1971 y1980, dirigidas por Hugo Banzer Suárez, Alberto Natusch Busch y Luis García Meza.

De acuerdo con el libro Historia de Bolivia, de Carlos Mesa, la dictadura de Banzer (1971-1978) le costó la vida a más de 500 personas.

En el golpe del 1 de noviembre 1979, que se conoce como la Masacre de Todos Santos, las tropas militares asesinaron a centenar de pobladores.

Finalmente, de acuerdo con el texto de Mesa, aún no se ha terminado de contabilizar a los fallecidos en el gobierno del militar Luis García Meza (1980-1982).

Al respecto, la sentencia que condena a García Meza a 30 años de prisión destaca los nombres de Marcelo Quiroga Santa Cruz, el sacerdote Luis Espinal Camps y la masacre de la calle Harrington (ocho militantes del MIR), entre otros nombres.

Los heridos y fallecidos no paran de llegar a los hospitales

Mientras los heridos y muertos suman día tras día en los nosocomios del Complejo Hospitalario de Miraflores de la ciudad de La Paz, los tanques de oxígeno medicinal, fármacos y los alimentos escasean.

Si bien el abastecimiento de ambos rubros no ha tocado fondo aún, la situación tiende a empeorar en algunos hospitales, como el de Clínicas. En otros, en cambio, como el Hospital del Niño, la situación fue solucionada momentáneamente. Ayer se confirmó en ese nosocomio la adquisición de 10 tanques de oxígeno, que cubriría la demanda por 48 horas desde mañana.

Por su lado, el ministro de Salud, Javier Torres Goitia, garantizó la dotación de insumos para los hospitales públicos, la cobertura del gasto de curación de los heridos y de ataúdes para los fallecidos.

"Qué sería de nosotros si no fuese por el Señor y la Virgencita de Copacabana", comentó Eduardo Chávez, director del Hospital de Clínicas, adonde prácticamente llegaron todos los heridos y fallecidos por los enfrentamientos en El Alto y La Paz estos últimos cinco días.

Según Chávez, hasta el momento fueron registrados 96 heridos (el complejo tiene capacidad para atender a cerca de 400 pacientes) producto de los enfrentamientos con efectivos policiales y militares, de los cuales 23 requirieron ser intervenidos quirúrgicamente y 26 fueron dados de alta.

La situación de estos últimos se ha convertido en otro problema para los administradores del complejo, ya que si bien clínicamente están habilitados para dejar el hospital, no están en capacidad de trasladarse por su cuenta a sus domicilios.

Es el caso de José Luis Yujra (19), internado en el Instituto Nacional de Oftalmología (INO) y a quien anunciaron que debe dejar el hospital hoy.

"¡Cómo, pues!", reaccionó su madre. "Tres balines le han llegado a su pie, acaso caminando lo voy a llevar a El Alto; además, quién lo va a atender en la casa, todos trabajan, todavía está inválido", reclama la señora, que llegó al hospital vestida de negro.

Quien corrió mejor suerte fue Ronaldo Machicado (14), dado de alta ayer luego de haber recibido un impacto de balín el domingo. Después de seis horas de espera, ayer fue trasladado junto a sus padres a las cinco de la tarde en una de las ambulancias de la Red 118.

Con la fuerza de Obermaier

Casi a la misma hora que Ronaldo era dado de alta ingresaban otros cinco heridos a la sala de emergencias del Hospital de Clínicas, todos de la zona de Bella Vista, donde se produjo otro choque entre fuerzas del orden y algunos vecinos.

Eduardo Aguilar Girona (23), Jorge Aguilar (36), Hugo Aduviri Tarqui (28), Óscar Espejo Mamani (34) y David Copa (22) son las víctimas del enfrentamiento, todos por balines de goma. Su situación es estable y están fuera de peligro.

Pero a esa hora, más o menos el mediodía, no fueron precisamente los heridos el centro de la atención en el Complejo de Miraflores, sino la presencia del padre Sebastián Obermaier, quien bajó de El Alto con la tarea expresa de no retornar sin los médicos forenses.

Como generalmente sucede, el sacerdote se salió son la suya. Luego de un prolongado y profuso "sermón", tres de los seis forenses de la morgue del Hospital de Clínicas salieron con Obermaier hacia El Alto, donde realizaron la autopsia a 14 cadáveres.

"No fue el destino, son muertos de bala", aclaró efusivamente el sacerdote.

En la morgue se quedaron los otros tres forenses, a quienes no les esperaba menos trabajo que el de sus colegas.

Otros cuatro cadáveres, todos con impactos de bala, llegaron ayer a la morgue: Johnny Suñavi Quispe (28), muerto en el puente de Río Seco el domingo; Nicolás Morales (24), que falleció ayer a las 2 de la madrugada; Wilson Hugo Chuquimia (32), que fue transferido del Hospital Juan XXIII, y Teodosia Morales (39).

Esta última falleció el domingo, a las 16.30, en su domicilio de la zona Franz Tamayo mientras comía con sus siete hijos. Una bala le ingresó por el riñón y le salió por el abdomen. Además de sus siete hijos perdería un octavo que llevaba en el vientre por cuatro meses.


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