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La otra guerra del gas boliviano
Qué Pasa 24 de Mayo de 2002
http://www.quepasa.cl/revista/2002/05/24/t-24.05.QP.NAC.GASBOLIVIA.html

Los más de US$2.000 millones en inversiones que implicaría el negocio del gas boliviano si pasa por Chile y las posibilidades empresariales que se abren, no sólo tienen en pie de guerra a algunas autoridades del norte grande, sino que remueven los intereses de importantes grupos económicos del país.

Equipo de Negocios


El tiempo se acaba. A sólo unas semanas de que el gobierno de Bolivia decida por cuál país exportará su gas natural con destino a Norteamérica, Chile y Perú juegan sus últimas cartas para ganar este encuentro. Sin embargo, paralelamente y más bien a un nivel soterrado, intereses políticos y de grupos económicos se mueven para no quedarse atrás en este negocio millonario. En total implica unos US$5.000 millones, de los cuales unos US$2.000 millones podrían quedarse en Chile en el caso de ser el elegido, además de todos los negocios que surjan, como el inmobiliario.

Esas poderosas razones han despertado el apetito de diversos inversionistas e importantes conglomerados económicos nacionales. Así, de una u otra forma, entraron en el juego los intereses de connotados grupos empresariales como Von Appen, Yuraszeck y Claro, quienes mantienen inversiones portuarias en el norte del país. El primero, como concesionario del puerto de Mejillones, bahía que algunos estiman con altas posibilidades de ser preferida por Bolivia y el consorcio británico-español que impulsa esta iniciativa (Pacific LNG). Y el segundo y tercer grupo, como los principales interesados en que la elección caiga en la Provincia de Iquique, aunque, específicamente, en el puerto de Patillos, terminal granelero al sur de Iquique, propiedad de la empresa Sal Lobos, del conglomerado que encabeza José Yuraszeck.

Es precisamente esta última alternativa la que ha surgido con más fuerza en contraposición de Mejillones. Al respecto, el alcalde de Iquique, Jorge Soria, le ha dado un fuerte respaldo y ha criticado lo que considera que es la opción promovida por el gobierno chileno. Así, el edil ha tomado contactos con autoridades, realizado viajes e incluso ha mantenido entrevistas con los ejecutivos de Repsol-YPF, compañía integrante del consorcio que propicia el negocio del gas boliviano, Pacific LNG (las otras dos son British Gas y British Petroleum).

Bajo este contexto, ninguna de las alternativas que negocie la Cancillería chilena (ver recuadro) y, en especial, el cónsul de Chile en Bolivia, Edmundo Pérez Yoma, les son indiferentes a los grupos. Pero cercanos al diplomático aseguran que el gobierno chileno no ha hecho ninguna recomendación de puerto y que la elección sólo depende de las autoridades bolivianas y las multinacionales que propician el proyecto.

El gobierno chileno, en todo caso, luego de recibir a autoridades bolivianas que vinieron hace un mes y de hacer algunas consultas, se encuentra analizando algunas respuestas de los vecinos altiplánicos. Y, paralelamente, avanza en temas como un acuerdo hídrico, un tratado minero y una última revisión de un tratado de libre comercio.

Pero Perú también hace lo suyo, intentando que uno de sus puertos, Ilo -sobre todo- o Matarani, sea el elegido por el presidente de Bolivia, Jorge Quiroga. Y a la vez, los plazos impuestos por Pacific LNG se acortan, ya que su principal demandante de energía, la compañía Sempras Energy, tiene que abastecer al estado de California, que enfrenta un déficit de gas natural y por lo mismo tiene poca paciencia para apostar por una sola opción (hay otras en el mundo). Pacific no ha podido terminar los estudios de factibilidad, porque aún no está decidido el puerto.

Así, los hilos públicos y privados se han movido con rapidez y el tiempo se agota. Para junio algunos aguardan que el jefe de Estado de Bolivia explicite si Chile o Perú será el país elegido, por donde pasará el gasoducto, dónde se instalarán las plantas de licuefacción y cuál será el puerto para embarcar las esperanzas bolivianas de hacerse "la América" con el negocio de la exportación de gas natural. Se estima que es una decisión que se tiene que concretar antes de las elecciones presidenciales de agosto y que, en todo caso, no parece fácil de adoptar, sobre todo cuando el tema se ha politizado fuertemente en Bolivia en el último tiempo (ver recuadro). Por lo mismo, fuentes de la cancillería chilena apuestan más bien a que Quiroga, quiéralo o no, tendrá que esperar o llegar a un consenso con el próximo mandatario boliviano.

Espaldarazo a Mejillones

Cuando el alcalde de Iquique, Jorge Soria, llegó a Tarija, localidad boliviana donde se realizaba una feria internacional a fines de abril, grande fue su sorpresa: el único puerto chileno que se promovía como alternativa para la salida del gas natural boliviano rumbo a Norteamérica era Mejillones. Ni Iquique ni Arica ni otras alternativas chilenas habían recibido invitación. El hecho desató la ira del edil, quien las emprendió en contra del presidente de Chile, Ricardo Lagos, a quien acusó de privilegiar un puerto que, en la práctica, recién está en construcción y lo llamó a tener presente otras opciones de terminales para esta posible inversión.

Pese a esa fuerte postura crítica, en la cancillería el tema se trata con máxima reserva, aunque algunas fuentes recalcan que el gobierno chileno no está ofreciendo ningún puerto. No obstante, otras fuentes desmienten esa idea. Se estaría apoyando la opción el puerto de Mejillones, se dice. Y, en este sentido, se afirma que desde el gobierno de Eduardo Frei existe el propósito de construir en Mejillones un gran puerto. La iniciativa nació en Codelco y pretendía levantar un gran terminal que sirviera, sobre todo, para las cargas mineras, idea que no obstante se fue debilitando con el tiempo.

Pese a todo, Lagos habría hecho suyo el proyecto, dicen fuentes gubernamentales, lo que no sería una sorpresa. De hecho, cuando fue ministro de Obras Públicas, según recuerda Jorge Soria, en una intervención en la Cepal, anunció que Mejillones sería el puerto del futuro para Chile con cargas de ultramar. Más tarde, ya como presidente, en una exposición en la ONU, Lagos entregó una definición estratégica, estableciendo como el gran puerto del Pacífico a Mejillones.

Frente a esos apoyos explícitos, Mejillones no se quedó congelado en los últimos años. CPM (Complejo Portuario Mejillones), la filial de Codelco a cargo de su desarrollo, concesionó a fines del '99 el Terminal Número 1 para su construcción y administración. El ganador fue la Compañía Portuaria de Mejillones (CPM), sociedad integrada por el grupo Von Appen (Ultramar), uno de los mayores conglomerados económicos del país, y la Constructora Belfi (ver recuadros). El consorcio ya comenzó las obras en el puerto, un complejo que demandará una inversión de US$120 millones, para estar operativo en octubre del 2003. Ultramar será la encargada de operar el puerto y Belfi, de ejecutar la ingeniería.

Bajo este contexto, una eventual extensión al negocio gasífero boliviano hacia Mejillones conllevaría un verdadero espaldarazo. Y así, los Von Appen aparecen como uno de los grandes interesados en la suerte de las negociaciones del gobierno chileno, pese a que no se sabe si la fórmula de Bolivia y del consorcio Pacific LNG será aprovechar las instalaciones del "ex-mega puerto" o instalarse en las cercanías. Y, obviamente, Codelco, actualmente presidida por Juan Villarzú, debiera ser la otra interesada en que Mejillones se quede con el gas.

Pero más allá del virtual favoritismo gubernamental por Mejillones, este puerto cuenta con sus propios argumentos. Pese a que existen opciones portuarias más directas para sacar el gas boliviano a las aguas del Pacífico, el primer terminal -afirman sus partidarios- cuenta con mejor infraestructura vial, un plan regulador aprobado para 4.500 hectáreas y una zona industrial naciente. Hay más de 1.000 hectáreas disponibles para la planta de licuefacción. "El sentido común aconseja que la mejor opción es Mejillones", afirma Iván Paredes, diputado por Arica.

Así de convencido, según fuentes bolivianas, estuvo también el consorcio Pacific LNG al situar como primera opción de la lista a Mejillones. En esta preferencia habrían incidido las condiciones físicas, pero también el bajo riesgo país que presenta Chile. Sin embargo, la posición de los integrantes del conglomerado hoy en día es más cauta. "Aún no hemos anunciado la ubicación del proyecto terminal LNG. Estamos estudiando las condiciones geo-técnicas de varios puertos y evaluando las facilidades de los puertos y las condiciones marítimas", afirma desde Londres un ejecutivo de British Gas que prefiere no identificarse.

Disparos contra el preferido

Pero así como hay actores pendientes de la suerte de Mejillones, también hay acérrimos detractores. ¿Las razones? Dicen que este puerto es "virtual", porque recién está en construcción, que no es la alternativa más cercana y, por ende, tampoco la más económica. "Desde la localidad de Tarija, donde se encuentra gran parte de las abundantes reservas de gas boliviano (el pozo gasífero de Margarita), hasta Mejillones hay 723 kilómetros", señala Fulvio Rossi, diputado por Iquique. En cambio, agrega el parlamentario, en línea casi recta a esa localidad altiplánica, se encuentra, Patillos, lo que implica una distancia de 650 kilómetros.

Además, los opositores a Mejillones sacan a colación que los terrenos en torno a esta localidad están en su gran mayoría en manos de privados y han sido objeto de una fuerte especulación inmobiliaria, haciendo subir el precio de los terrenos. Y uno de los mayores inversionistas -se dice- sería el grupo Luksic. El alcalde de la ciudad, Marcelino Carvajal, desmiente tal especulación, aunque asegura que "desde que se dio a conocer el proyecto del megapuerto, los valores de los terrenos se han incrementado sostenidamente". Sólo en el último tiempo, agrega el edil, han manifestado su interés en adquirir terrenos fiscales -en los 40 kilómetros de planicie que posee Mejillones- más de 200 inversionistas de distinto tamaño.

Como crítica también se menciona que a Codelco no le fue del todo bien con el proyecto del puerto. Si bien con su producción aseguraba un millón de toneladas de embarques, la iniciativa para que fuera rentable requería de otras 300 mil toneladas, cantidad que no logró. De aquí las versiones de que para suscribir contratos futuros con otras mineras que aumentaran los embarques, el gobierno habría presionado subiendo dos veces las tarifas del puerto de Antofagasta -cercano a Mejillones- hacia 1997. Por contrato, Codelco había asegurado que transferiría 1.350.000 toneladas por 15 años.

Así, el proyecto de mega-puerto se fue postergando -se esperaba su inicio para 1998 y se habló que llegaría a una capacidad de 10 millones de toneladas- y, ciertamente, perdió sus condiciones originales. Posteriormente, hubo que construir un rompeolas por una inversión de US$ 10 millones, lo que encareció la iniciativa.

Beneficios paralelos

Mientras los analistas estiman que las alternativas portuarias peruanas tienen pocas posibilidades, sobre todo por la lejanía de los yacimientos gasíferos bolivianos -Ilo, por ejemplo, está a 910 kilómetros de Tarija, lo que implicaría millonarios costos adicionales-, en Chile se destacan varias alternativas. Prácticamente descartada Arica por su lejanía y situación limítrofe con Perú, a nivel del gobierno se indica que en un principio en carrera estaban los puertos existentes entre Iquique y Mejillones. Pero es precisamente en relación con estas dos localidades donde ha habido fuego cruzado y alerta empresarial. "La Comisión Nacional de Energía y la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería se han mantenido al margen de las negociaciones, recayendo la mayor responsabilidad en el cónsul chileno Edmundo Pérez Yoma, quien ha mostrado un claro intento por privilegiar a Mejillones", dispara Rossi.

Pero en el puerto de la ciudad de Iquique nadie espera que llegue directamente el negocio del gas boliviano. La Empresa Portuaria de Iquique (estatal) y el Terminal Internacional de Iquique (ITI, del grupo Claro) no están en esa carrera, ya que se encuentran ubicados dentro de una ciudad, lo que acarrearía muchas dificultades.

Sin embargo, fuentes cercanas a esta última empresa aseguran que sí tiene interés en un negocio paralelo. ITI, compañía que pertenece a SAAM (filial de la Compañía Sudamericana de Vapores) en 60% y Urbaser, en 40%, buscaría beneficiarse de un millonario negocio de bajar la "carga proyecto", es decir, todo el equipamiento para el nuevo complejo para el gas boliviano, esto gracias a la capacidad de dos grúas gottwald de su terminal, que pueden levantar hasta 160 toneladas de una sola vez en equipamientos e insumos. Se dicen que son las únicas de ese tipo entre Valparaíso y Panamá. Eso sería el negocio en un comienzo, pero después los beneficios podrían seguir con los movimientos por renovación de equipos. Sin embargo, para esto es clave que el puerto "boliviano" quede cerca. Y es ahí donde aparece la necesidad de que ése sea en Patillos, el puerto de Yuraszeck.

Si bien ese puerto hoy en día está dedicado a la carga de sal -embarca unas 3,5 millones de toneladas de sal anuales, con una capacidad de hasta 6 millones-, en él o en sus alrededores hay posibilidades no sólo de desarrollar un puerto para el gas boliviano, sino que las plantas licuadoras del gas. Patillos está a 65 kilómetros al sur de la ciudad de Iquique y en él recalan naves de hasta 200 mil toneladas, ya que en esa zona se encuentran profundidades de 20 metros a sólo 200 metros de la costa (Mejillones alcanza esa profundidad a 600 metros de la costa). "Además, en los sectores aledaños existen más de mil hectáreas fiscales en las cuales puede ser construida la planta de licuefacción que se necesita", sostiene Jaime Orpis, senador de la UDI por Iquique.

Orpis, con documentos en mano, cuenta que en la prensa boliviana sólo se habla de Mejillones como la opción chilena. A su juicio, es una situación absolutamente injusta, ya que "un cónsul general debiera por lo menos adoptar una actitud más equitativa e informar a nivel oficial acerca de todas las alternativas", dice. De hecho, sostiene que piensa citar al Congreso a la canciller Soledad Alvear y a Edmundo Pérez Yoma para que expliquen el porqué de esta situación, en circunstancias que incluso Patillos -a su juicio- reúne mejores condiciones.

En favor de Patillos también se ha argumentado que es una zona despoblada, con lo cual no hay riesgos para la población en caso de la instalación de las plantas gasíferas. Además, por ser zona franca, los insumos y equipos entran sin aranceles. Se estiman ahorros de US$ 300 millones, por ese concepto.

Más allá de la guerra local, los analistas llaman a no perder el norte ni a olvidar que es el gobierno boliviano y el consorcio Pacific los que en definitiva tienen la última palabra del negocio.

Puerto de Mejillones
Puerto de Mejillones.
(Foto: Copesa)

Jorge Quiroga
El presidente de Bolivia, Jorge Quiroga.
(Foto: Agencias)

Conglomerados en alerta

Grupo Von Appen: manteniendo un bajo perfil, la familia Von Appen, controlador del grupo Ultramar, se ha convertido en uno de los conglomerados más importantes del país con una fortuna que ascendería a unos US$ 1.000 millones. Fue Albert von Appen, un inmigrante alemán, quien fundó la agencia naviera en 1952. Medio siglo más tarde, son sus hijos: Sven y Wolf, quienes controlan hoy el grupo, que tiene su "fuerte" en los negocios navieros y mineros. En el primero, el holding atiende barcos, presta asesorías logísticas y vende fletes marítimos.

También cuentan con la representación para Chile de Lufthansa, donde han impulsado el servicio de carga, lo cual les ha permitido convertirse en concesionarios de bodegas. Asimismo, el grupo mantiene el 50% de la propiedad del puerto de Mejillones. Además, mantienen propiedades mineras en el país.

Grupo Yuraszeck: tras el caso Chispas, José Yuraszeck ha vuelto a reaparecer "en grande" gracias a la adjudicación del 92,5 % del holding Punta de Lobos -la mayor productora de sal en Chile- en US$100 millones y en conjunto con los ejecutivos que lo acompañaron en Enersis. Así, el empresario ha indicado que la prioridad es incrementar su participación en la venta de sal destinada a la industria química, además de expandir sus operaciones a Brasil e incrementar las exportaciones de sal a Estados Unidos, Europa, Asia y Japón. Para ello, invertirá cerca de US$ 50 millones en aumentar la producción de sal en el salar grande de Tarapacá, a construir nuevas plantas de producción y a potenciar otras de las empresas que reúne Punta de Lobos, como la Compañía Minera Punta de Lobos, la naviera Empremar (privatizada en 1996) y Puerto Panul (ubicado en San Antonio). Otro de los negocios de Yuraszeck está en la empresa de muebles CIC, donde es segundo accionista.

Grupo Claro: el pilar del grupo Claro es el negocio naviero, en el que cuenta con una de las firmas más grandes de la región, la Compañía Sudamericana de Vapores. A través de una de sus filiales (SAAM), el conglomerado se adjudicó el terminal portuario de Iquique, donde está asociado con Ursber, filial del grupo español Dragados. También se adjudicó los puertos de San Antonio (V Región) y San Vicente (VIII Región). Por otro lado, el grupo comandado por Ricardo Claro es dueño de Viña Santa Rita, Cristalerías Chile, Elecmetal, Megavisión y el operador de televisión por cable Metrópolis Intercom, entre otros. También ha incursionado en los negocios en internet, a través de participaciones en I Lating Holdings y Bazuca.com.

Constructora Belfi: nacida hacia 1950 en Chile, esta constructora tiene una larga data de operaciones en el país. Controlada por la familia Elgueta, Belfi ha ejecutado proyectos en casi todas las especialidades de la ingeniería, tales como obras portuarias, túneles, obras hidráulicas e instalaciones eléctricas, entre otras. En uno de sus últimos negocios, formó el Consorcio Austral, junto a Lan y dos fondos de inversión locales, adjudicándose la construcción del nuevo aeropuerto de Punta Arenas.

Quiroga bajo presión

Cada vez son más las presiones políticas para que el presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, postergue su decisión sobre qué puerto será el encargado de llevar el gas de su país a Estados Unidos y se la deje a su sucesor. El 6 de agosto se realizan comicios presidenciales en Bolivia. Los partidos políticos opositores y algunos que se han alejado de la alianza gobernante han sido los encargados de ello. Así se cuentan al Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), el Movimiento al Socialismo y la NFR (Nueva Fuerza Republicana), que postula un plebiscito. Sin embargo, distintas agrupaciones empresariales, por su lado, han abogado por una pronta resolución. Esta es la opción de Quiroga, que asegura que en 45 días el tema estará zanjado. Y debe hacerlo si quiere un buen negocio. De lo contrario, podría ceder su participación en él a proyectos de Rusia o Indonesia. Como ha reconocido el ministro de Desarrollo Económico, Carlos Kempff, "si nos ganan una vez, Bolivia deberá esperar unos 10 a 15 años". El negocio del gas natural puede ser la salvación económica para Bolivia. Tarija está sentada sobre un polvorín de gas natural, cuyas reservas se estiman en 70 trillones de metros cúbicos, superando incluso a Venezuela.

Para el gobierno chileno, la politización del tema del puerto es una pésima noticia, que podría complicar enormemente las negociaciones.

Apuntes

  • Las recién descubiertas reservas de gas natural en Bolivia servirían para abastacer con energía a España durante 100 años.
  • El consorcio Pacific LNG pretende invertir US$5.000 millones en la construcción del gasoducto.
  • El negocio del gas para Bolivia implicará exportaciones anuales por US$400 millones. Para el segundo país involucrado en el proyecto, los ingresos serían de US$2.000 millones * El ex presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez, aseveró hace unos días que el gobierno de su país se había decidido por puertos del norte chileno. Autoridades bolivianas lo desmintieron.
  • El primer pre acuerdo establecía como fecha el 15 de mayo para entregar el nombre del puerto ganador. Ese plazo ahora termina a fines de mayo, pero podría extenderse más.

Los negociadores

Antes de la Cumbre del Grupo de Río del año pasado, las negociaciones con Bolivia se habían mantenido sólo a nivel informal. Sin embargo, a contar de ese encuentro tomaron otro carácter. Y si bien los que quedaron con la última palabra en este tema son el presidente Ricardo Lagos, la canciller Soledad Alvear y el cónsul de Chile en Bolivia, Edmundo Pérez Yoma, en el Ministerio de Relaciones Exteriores ha trabajado también en el tema un pequeño grupo entre los que están Carlos Portales, director de planificación; María Teresa Infante, directora de fronteras y límites; Claudio Troncoso, director jurídico; Cristián Barros; y Vivianne Blanlot.


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