BOLIVIA: 3000 cocaleros de la region de Yungas confrontan a militares http://166.114.58.82/hoy/politica/politica01.htm La Paz - Bolivia, edición del 17-06-2001 Hay una posibilidad de diálogo abierta por Fortún Militares se quedan en Yungas, cocaleros resisten [166.114.58.82/4419D9A7.jpg] La erradicación no se detendrá: los militares recibieron órdenes de acabar con la hoja de coca excedentaria La Asunta / La Prensa Abdel Padilla, enviado especial Cerca de 3.000 campesinos, la mayoría cocaleros de la región de los Yungas, lograron quebrar momentáneamente el intento de militarización de la zona y amenazaron con echar a los uniformados. Sin embargo, los efectivos militares recibieron la orden de quedarse, ya que la erradicación no se detendrá. Desde el jueves, más de 800 efectivos del Ejército se apostaron en algunas poblaciones yungueñas con el objetivo de iniciar la erradicación de las plantaciones de hoja de coca excedentaria. Pese a lo crítico de la situación, una llamada de último momento del ministro de Gobierno, Guillermo Fortún, ayer en la noche a radio Yungas, abrió una nueva posibilidad de diálogo. Aunque el viernes en la noche uno y otro sector -militares y cocaleros- decidieron en un acuerdo verbal disipar el conflicto con el alejamiento de las tropas, bastó sólo una orden del gobierno para romper toda posibilidad de solución y avivar la llama del enfrentamiento. Sin embargo, el conflicto podría evitarse después de que el titular de Gobierno abriera una nueva vía de diálogo, anoche, tras conversar con unos dirigentes cocaleros en comunicación con radio Yungas. No obstante, los cocaleros no retrocedieron en su pedido de renuncia del Ministro de Gobierno, cuya posición respecto al tema de la hoja de coca es invariable: erradicar todo lo que sea excedentario. Por su lado, los campesinos aseguran que no permitirán que ni una hoja de sus plantaciones sea arrancada y advirtieron que si los efectivos del Ejército no salen hasta hoy en la mañana, los retirarán a la fuerza. Emergencias Son muchos los puntos en donde ninguna de las dos partes se pone de acuerdo, entre ellos la cantidad de coca sembrada. Para los cocaleros no existe producción excedentaria de coca: apenas hay 9.600 hectáreas sembradas en Nor y Sud Yungas y todo va al consumo tradicional, dicen sus dirigentes. Según las versiones oficiales, la erradicación respetará las 12.000 hectáreas establecidas en la Ley 1008. Sin embargo, el gobierno cree que existe mucha más coca de lo que los campesinos declaran. Todo esto es el corolario alimentado por intereses políticos, división del movimiento campesino y un diálogo que no tiene frutos. Reacción y contrarreacción La calma cotidiana de los habitantes de los Yungas paceños se interrumpió el jueves a las 14.00 cuando cerca de 800 efectivos militares de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar), entre otros, ingresaron en algunas poblaciones de Sud Yungas con la misión de erradicar la hoja excedentaria en este sector, tal cual lo dispuso el gobierno en el marco de la Ley 1008 y el Decreto Supremo 23203 del 1 de junio de este año. En este documento figura el mapa cartográfico de la zona, donde se observan plantaciones tradicionales, excedentarias y en transición de cultivos de hoja de coca en regiones como Caranavi (Nor Yungas), Palos Blancos y La Asunta (Sud Yungas). En el decreto además se establece la erradicación de toda plantación nueva de este producto y la respectiva compensación económica de 16.000 bolivianos por hectárea erradicada. Esto causó una reacción inmediata y violenta en los productores de hoja de coca de la región, que organizados en Adepcoca (Asociación de Productores de Hoja de Coca) y el Consejo de Zonas Productoras de Hojas de Coca resistieron el ingreso de las tropas con movilizaciones y eventuales enfrentamientos, producto de los cuales fueron heridas cuatro personas: tres cocaleros y uno de las filas del Ejército. Uno de los más afectados es Simón Mamani, que es atendido actualmente en el Hospital San Gabriel de la ciudad de La Paz, después de que recibiera un impacto de bala. En pocas horas el número de campesinos y cocaleros concentrados en las poblaciones de La Asunta y Chulumani se multiplicó hasta llegar a cerca de 3.000, la mayoría hombres. El viernes por la tarde, después de otro enfrentamiento con gases lacrimógenos, la presión de los cocaleros obligó a retornar a más de 200 efectivos militares, quienes fueron transportados por 10 "caimanes", algunos de los cuales tenían los parabrisas quebrados como resultado de la escaramuza. Asalto y amenaza de motín A esta altura, los campesinos prácticamente se apoderaron de Chulumani y otras regiones más pequeñas como Puente Villa, a 50 kilómetros de la ciudad de La Paz. Ya se había declarado un paro de 24 horas, y aunque no se dijo oficialmente también se procedió al bloqueo de los caminos de acceso a estas poblaciones, medida que hasta ahora se acata. Los grupos más exaltados pedían a gritos el retiro de los militares que, en número de 600, estaban parqueados en el polifuncional Mejillones, ubicado en lo alto de una colina a 45 minutos del pueblo. Otro grupo más radical pidió la cabeza del subprefecto Marco Antonio Capriles, quien huyó del pueblo por alguna ruta secundaria. En el preámbulo, cerca de 200 campesinos ocuparon la Subprefectura y tomaron de rehén a uno de los secretarios de la autoridad. Sin embargo, el incidente no fue nada comparado con el asalto y saqueo al ex hotel Huayrani, que en ese momento se encontraba abandonado. Campesinos y cocaleros forcejearon las puertas y se llevaron los alimentos de los efectivos de Umopar. Durante una hora desfilaron por el lugar mujeres y hombres cargados de canastas con cebolla, pan, pollos y otros. Incluso se llevaron un refrigerador, un televisor y un VHS. Terminado el acto de vandalismo, los dirigentes conminaron a los ladrones a devolver lo que se llevaron. Sin embargo, no se recuperó ni la mitad. Desde luego que los más afectos fueron los miembros de Umopar, que se quejaron a la prensa, entre líneas, de que no comieron hace dos días. Dijeron que si no se soluciona el tema de su alimentación se amotinarían en el transcurso de las siguientes horas. ¿Diálogo? Ayer los ánimos estuvieron más calmados, aunque subieron de temperatura al mediodía, cuando los militares acusaron a los cocaleros de no cumplir con su palabra. El viernes ambas partes coincidieron en la necesidad de alejar a las FTC, siempre y cuando se les faciliten 20 camiones de alto tonelaje y se garantice su salida. Pasadas las 12.00 ni el alcalde de Chulumani, Ángel Guerra, ni los campesinos consiguieron los vehículos. Empero, los camiones llegaron a las 16.00. Repentinamente, el coronel Antonio Cueto, comandante de la FTC, dijo que su salida estaba condicionada a órdenes superiores. La orden llegó más tarde, momento en que Cueto dijo que no se iba ninguno de sus hombres. La respuesta de los cocaleros fue inmediata. Se acordó tomar el cuartel si los miembros de la FTC no se retiran hasta hoy en la mañana. "Órdenes son órdenes", fueron las palabras del Comandante. Cuando el enfrentamiento parecía inevitable se abrió una nueva posibilidad de diálogo con la mediación de radio Yungas entre el Ministro de Gobierno y algunos dirigentes cocaleros. Después de una larga y áspera conversación, finalmente se decidió abrir un diálogo este domingo. Fortún pidió tiempo hasta hoy para confirmar su presencia en los Yungas paceños. -- **************** Yours in struggle, ****************