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Bolivia y Chile negocian derechos sobre un río
Silala, el agua en disputa
Por Sandra Guijarro Vilela
http://www.tierramerica.net/2000/1008/articulo.html

La actual disputa entre Chile y Bolivia por las aguas del río Silala apunta al tema ineludible de la escasez del agua a nivel mundial y los conflictos que ésta puede provocar

SANTIAGO DE CHILE.- La distribución de las aguas de un pequeño río es el centro de una nueva disputa entre Chile y Bolivia: aunque de poco tamaño, el Silala es significativo no sólo porque se vincula con el reclamo boliviano de una salida soberana al Pacífico (perdida en la guerra de 1879), sino con el ineludible tema de la escasez de agua a nivel mundial y los conflictos que ésta puede provocar.

El gobierno chileno afirma que el Silala, situado al suroeste de Bolivia, es un río internacional de curso sucesivo y, por tanto, que su uso está regulado por el derecho internacional. Bolivia, en cambio, sostiene que se trata de manantiales que afloran en aproximadamente 94 ojos de agua y que no están regidos por leyes internacionales.

Según Bolivia, el Silala nace en su territorio y sus aguas se desvían a Chile por una canalización artificial autorizada por una concesión boliviana a The Antofagasta-Bolivian Railway Company, empresa chilena que actualmente se llama Ferrocarril Antofagasta-Bolivia. Esa compañía obtuvo dos concesiones de agua: la primera en 1906, otorgada por el Estado chileno, y una segunda, en 1908, por parte del boliviano. Por lo tanto, Chile utiliza las disputadas aguas desde hace casi un siglo.

El régimen de La Paz sometió a licitación la explotación de las aguas del Silala, que fue adjudicada a la empresa boliviana Ductec para los próximos 40 años, con una inversión de 46,8 millones de dólares.

El punto más alto de la controversia bilateral se alcanzó cuando Ductec decidió cobrar por el uso del agua a Codelco, la empresa chilena nacional del cobre, y a Ferrocarril Antofagasta-Bolivia. Hasta julio de este año, las facturas sumaban un millón de dólares.

Para la abogada chilena Ximena Fuentes, especialista en derecho internacional, "el origen de la disputa no es claro. No se trata de una controversia en la que dos países disputan la utilización de las aguas de un río. Chile usa el agua desde hace bastante tiempo pero Bolivia no aprovecha en forma alguna y las posibilidades de usar el líquido de manera eficiente y económica parecen remotas".

El origen de la controversia "puede encontrarse en razones políticas y en un intento de defender una supuesta soberanía de Bolivia sobre esas aguas. 'Supuesta', porque en un río internacional ninguno de los ribereños puede afirmar tener soberanía absoluta sobre los recursos hídricos compartidos", declaró la experta, doctorada por la Universidad de Oxford.

Chile y Bolivia deben resolver si el Silala es un río internacional o nacional, tarea que parece destinada a los geógrafos. En caso de confirmarse la tesis boliviana, Santiago sólo podría reclamar derechos sobre la base de la concesión boliviana a las compañías chilenas. Si Chile demuestra que se trata de aguas internacionales, el uso y distribución de éstas estarán regidos por las normas del derecho internacional.

Un símbolo

El agua ha sido un asunto toral en las relaciones chileno-bolivianas. Hace 40 años, se registró otra controversia, debido al uso por parte de Chile de las aguas del río Lauca, que servían de riego para al norteño valle de Azapa. Ese conflicto, acompañado siempre de la exigencia de Bolivia de una salida al mar, significó mas de 20 años de trabajo bilateral sin lograr un acuerdo.

"El tema del agua es tan profundo que llevó a Bolivia a romper relaciones diplomáticas (con Chile en 1978), reanudadas muchos años después", explica una funcionaria de la Cancillería chilena. Actualmente ambos países mantienen sólo representaciones consulares. Por su volumen y tamaño, el Silala no es un río significativo; sin embargo, es un símbolo de la importancia del agua en la economía mundial.

Chile tiene abundante agua en el sur, no así en el norte, donde se ubica el desierto de Atacama. "El agua es finita y estamos llegando a sus límites de explotación. Requerimos realizar esfuerzos técnicos para satisfacer las demandas crecientes, descubrir nuevas fuentes, reutilizar el líquido o promover procesos de desalinización", opina Jaime Muñoz, jefe del departamento de Recursos Hídricos de la Dirección General de Aguas del ministerio de Obras Públicas de Chile.

Las fuentes de agua en el mundo se agotan al aumentar la demanda y la contaminación. Incluso hay quienes predicen una tercera guerra mundial desatada en pos del agua. Aunque estos pronósticos parecen exagerados, unos diez millones de personas mueren anualmente en el mundo por escasez de agua o por consumir el líquido contaminado. Y se estima que en los próximos 15 años, 500 millones de seres humanos emigrarán hacia zonas donde el recurso esté disponible.

Turquía, Siria, Irán e Iraq mantienen controversias por las aguas de los ríos Éufrates y Tigris. También existe tensión por el mismo tema entre Egipto y Etiopía y problemas semejantes enfrentan a India y Bangladesh.

"Los países ribereños en el curso superior de un río internacional tienen el control de la situación, pues pueden usar el agua sólo cortando el flujo. Las naciones ubicadas en el curso inferior se encuentran en una situación geográfica desventajosa", dice la especialista Ximena Fuentes.

Un capítulo similar, aunque lejano, protagonizaron los Estados alemanes de Württemberg, Prusia y Baden en 1927, cuando reclamaron derechos sobre el río Danubio. La Corte Constitucional alemana estableció entonces que los derechos sobre un río internacional se limitaban por la obligación de no menoscabar los intereses de otros Estados. Ese es el antecedente del principio de participación equitativa, consignado en la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho de los Usos de los Cursos de Agua Internacionales para Fines Distintos a la Navegación, de 1997, y que Chile apela en torno al Silala.

Intensas negociaciones

Chile y Bolivia están negociando intensamente sobre el tema del Silala, dijeron a Tierramérica fuentes de la Cancillería chilena y del consulado boliviano en Santiago. Según los informantes, existiría un "pacto de caballeros" de no hablar sobre dichos acercamientos.

Una solución al tema Silala constituiría un aporte para el derecho internacional. Ambos gobiernos no han desestimado incluso el camino de un arbitraje. "Yo no me asustaría por la idea de un arbitraje internacional porque es un procedimiento normal cuando las diferencias son insalvables en el diálogo directo. Pero creo que es posible encontrar una salida a mitad de camino", declaró a la prensa chilena el cónsul general de Bolivia en Santiago, Gustavo Fernández.

La canciller chilena, Soledad Alvear, ha dicho que Chile espera que el tema del Silala "se solucione a través del diálogo bilateral. Si no ocurre nos tendremos que poner frente a otros escenarios, entre los cuales el arbitraje podría ser uno de ellos".

"Cuando dos Estados deciden someter una controversia a arbitraje, entregan a un tercero el poder de decidir el litigio por medio de una decisión jurídicamente vinculante. Los países deben prepararse a aceptar una sentencia, cualquiera sea el resultado. Por ello, el arbitraje o el arreglo judicial es en general resistido. Pienso que Bolivia y Chile deben explorar primero la posibilidad de un arreglo aceptable para ambas partes", opina Fuentes.

La escasez de agua ha sido fuente de controversias, litigios y guerras. La posibilidad de una futura confrontación de grandes dimensiones debido a la carencia de agua no es una ocurrencia pesimista.

Los especialistas sugieren varios temas para la mesa del debate global: una política mundial de manejo de recursos hídricos, un mayor desarrollo técnico para reciclar el agua contaminada proveniente de procesos industriales y, sobre todo, la formación de una conciencia colectiva sobre el derecho de todos los seres humanos al agua, es decir, a la vida.

El agua en una economía de mercado

En la larga y estrecha geografía chilena, el agua está distribuida de forma heterogénea. En el centro y sur -de la Cuarta a la Décima Región-, se concentra la mayor cantidad del recurso. En cambio, el norte es una zona donde el agua escasea; allí se extiende el desierto de Atacama, el más seco del mundo.

En general, de la Cuarta Región hasta la frontera con Perú (de gran riqueza minera), la disponibilidad de agua es inferior a los mil metros cúbicos por habitante/año, cifra que está en el umbral reconocido y aceptado mundialmente como limitante para el desarrollo humano. Y hay regiones en el norte chileno que están por debajo del umbral de los 500 metros cúbicos por habitante/año.

Una posible solución sería llevar el agua del sur hacia el norte del país, pero eso no resulta tan fácil.

Jaime Muñoz, jefe del departamento chileno de Recursos Hídricos del Ministerio de Obras Públicas, explica que "como el derecho de aprovechamiento de agua está en poder e los particulares, en el fondo quien toma la decisión de qué hacer o no hacer con el agua, es el dueño particular de esa facultad. Por lo tanto, aunque el Estado desarrolle un mecanismo para llevar agua desde el sur al norte, para implementarlo deberá contar con los derechos de aprovechamiento de agua, que están en manos particulares".

Desde 1981 Chile se rige por un código de aguas, "que tiene su filosofía inserta dentro de la economía de mercado que opera en el país. Al existir derechos de agua para los particulares, ese recurso pasa a formar parte del patrimonio de las personas como un bien sujeto a transacción, como una casa o un auto", señaló el funcionario.

"El agua es un bien nacional de uso público según la ley, pero al otorgar el derecho de agua al particular, es éste quien, en la práctica, decide qué se hace o no con el agua", explica Muñoz.

En Chile, los derechos se adquieren en relación con las fuentes naturales como ríos, esteros, aguas subterráneas, vertientes, aunque éstos se ubiquen en terrenos privados. El derecho de agua, que es gratuito para el peticionario, especifica cuál es su título, donde está ubicado el punto de captación de agua y qué cantidad se puede sacar.

La excepción en la ley es el uso doméstico; cualquier persona puede cavar en su propio suelo para satisfacer su demanda.

Muñoz explica que Chile ha logrado satisfacer la demanda de agua con los recursos hídricos disponibles. Para la agricultura, Chile usa 600 metros cúbicos de agua por segundo; para agua potable, 40 metros cúbicos por segundo; para los usos mineros e industriales, otros 40 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, el desafío es satisfacer las crecientes nuevas demandas, fundamentalmente en minería y agua potable en el norte; y riego y agua potable en el centro del país.

El círculo contaminante

Para el grupo ambientalista Greenpeace, el problema del agua en Chile está directamente relacionado con campañas como la de protección de las ballenas. En la nación sudamericana la organización defensora del medio ambiente en el mundo trabaja en especial en el tema de los contaminantes de los orgánicos persistentes, la campaña de tóxicos y la desertificación en el norte del país.

"Los escenarios futuros plantean que todos los conflictos internacionales y bélicos van a tener relación con el tema del agua. Si bien nosotros consideramos la contaminación aérea y terrestre, la del agua es fundamental porque muchos de los contaminantes viajan por vía acuática. Los tóxicos se concentran en el mar, que se incorporan al plancton marino, fuente alimenticia de los seres vivos y de ahí se transfiere por la cadena trófica a los seres humanos. Por eso la importancia de las aguas limpias", opina Miguel Mercado, vocero de Greenpeace-Chile.

* La autora es periodista y colaboradora de Tierramérica.

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