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Reinicia la gira de la Comisión Sexta, jornada del 9 de octubre en Sinaloa

Palabras del delegado en la asamblea de Teacapán, Sinalo

Teacapán, Escuinapa, Sinaloa
Acto público | 9 de octubre del 2006 | enlacezapatista.ezln.org.mx

Buenos días compañeros y compañeras. Mi nombre es Marcos, Subcomandante Insurgente Marcos. Voy a contar un poco la historia -porque como explicó un compañero, luego en los medios de comunicación no se contó cabal nuestra historia-. Yo represento a pueblos indios de Chiapas. Chiapas está hasta en la otra esquina de nuestro país, pero sigue siendo México, así como es Sinaloa también parte de nuestro país.

Nosotros somos indígenas de raíz maya. Nuestros pueblos hablan lengua tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal. En nuestras montañas no había carreteras, ni hospitales, ni escuelas, ni gobierno ni nada. Nuestros niños se estaban muriendo de hambre, de diarrea, de calentura. Y nadie llevaba la cuenta compañeros y compañeras, porque ni siquiera habían nacido para el gobierno. No había un acta de nacimiento, entonces, cuando nuestros niños se morían, pues nadie los tomaba en cuenta. Ahí mismo donde morían, ahí mismo eran enterrados.

Y así fue pasando mucho tiempo. La tierra, nuestra tierra, estaba en manos de los grandes finqueros -les decimos nosotros, acá les dicen terratenientes-: las buenas tierras que tenían agua, que estaban en planada. Y a nosotros nos aventaron a los cerros, para sembrar entre las piedras.

Como no hablamos español, cuando llegábamos a los hospitales a pedir ayuda en las ciudades, nos dejaban afuera, porque no entendían qué estábamos diciendo. Porque nos veían gente así que era chaparrita, morena y que no habla español, decían: no pues son indios, que ahí se queden. Nadie va a tomar en cuenta qué les pasa.

Y pasaron muchos años y muchas muertes. Y esas son las que no contó el gobierno. Miles de muertos en años. Y entonces, nos organizamos compañeros -así como se organizan ustedes-, porque según la tradición de lucha de los pueblos indios, ya habíamos resistido la invasión española, la invasión francesa, la invasión norteamericana. Y siempre nos habían querido destruir nuestra cultura, nuestra lengua, nuestro modo.

Y empezamos a organizarnos porque tuvimos que escoger si nos íbamos a morir como animales -así como se muere un perro en una calle y nadie lo toma en cuenta, así nos estábamos muriendo nosotros- o si mejor, en lugar de eso, íbamos a morir peleando para que este país, que es también su país, se diera cuenta que existíamos. Que ahí estábamos y que éramos como ustedes: mexicanos y mexicanas.

Entonces, nos preparamos por muchos años -no crean que fue al otro día que ya dijimos: vamos a levantarnos en armas-, diez años estuvimos escondidos en las montañas preparándonos, hasta que llegó el día. Y escogimos un día en que los políticos estuvieran echando trago, festejando. Y les caímos en las ciudades, no crean que nos quedamos en las montañas, sino que salimos a las ciudades.

Y nuestros jefes no crean que son políticos o son licenciados. Los jefes de nosotros -y por eso yo soy Subcomandante-, nuestros Comandantes y Comandantas, son gente como ustedes: gente sencilla y humilde, señoras, señores. Que son como igual que ustedes, nada más que no hablan español: hablan lengua maya. Y entre nosotros nos entendemos en esas lenguas indígenas. Y ellos son los que dirigieron el alzamiento, y los que han dirigido esta lucha que llevamos ya de doce años, y que ya va a salir trece años el próximo primero de enero.

Entonces, esa fue la verdad: nosotros nos estábamos muriendo como animales, y escogimos morir como hombres y mujeres libres. Y resultó que cuando atacamos al ejército, se levantó un gran movimiento en todo el país. Un movimiento de personas como ustedes que dijo: ¡no, la guerra no! Hay que buscar la forma de hablar, de darse a conocer. Y eso hicimos: no seguimos matando ni seguimos muriendo, porque tampoco se trata de eso. No nos gusta matar ni nos gusta morir. Queremos vivir libres como cualquiera de esta gente.

Entonces, hicimos un diálogo con el gobierno. Ustedes ya saben lo que pasa cuando se dialoga con el gobierno: te dice que sí va a cumplir, como no, cálmate, regrésate a tu casa, y luego no cumple. Pero nosotros no lo sabíamos. Nosotros fuimos a hablar con el gobierno y firmamos un acuerdo. Y ese acuerdo dice que nos van a tratar como personas, como seres humanos. Porque a los indígenas no los trataban como seres humanos en este país. Y vamos a reconocer tu derecho a la tierra, porque antes que llegaran los españoles, y los norteamericanos y los políticos, y el PRI y el PAN, y el PRD y todos esos, antes de ésos estaban los pueblos indios. Y ellos eran los propietarios de las tierras y de los mares. No había monopolios, no había empresas hoteleras. Los pescadores en el mar, en los ríos y en las lagunas, y los campesinos en el campo.

Entonces, el gobierno dijo: está bien, voy a cumplir. Y no cumplió. Iba a cambiar la Constitución para que los pueblos indios fueran respetados. Porque nosotros queremos ser mexicanos, pero también indígenas. Que así como nos vestimos, que así nos respeten. ¿Por qué nos van a poner otro modo de pensar, otro modo de vestirnos? Si a nosotros nos gusta vestirnos en una forma de indígena, ¿por qué nos quieren que nos vamos a vestir como mestizos? Si nuestra lengua es la lengua maya, ¿por qué quieren que hablemos español, o inglés que es lo que está poniendo? Nosotros queríamos respeto, que es lo que cualquier persona digna está pidiendo: que la respeten, que no la traten como animal, que no la humillen, que no se burlen de ella.

Y el gobierno dijo: sí, voy a cumplir, y firmó un acuerdo y no lo cumplió. Y no crean que nada más el gobierno del PRI. Se pusieron de acuerdo el PRI, el PAN y el PRD. Y entre los tres, nos hicieron a un lado. Como si no hubiera muerto nuestra gente peleando, como si no nos hubiéramos levantado.

Y entonces, lo que hicimos nosotros fue: pues ¿para qué queremos a los políticos? Si nos podemos gobernar nosotros mismos. Entonces, nosotros mismos nos organizamos en las comunidades, compañeros y compañeras, y elegimos a nuestras autoridades. Y nuestras autoridades no son licenciados, son los mismos campesinos. Y cada tanto se van cambiando. Y si alguien se corrompe, que se empieza a agarrar dinero, inmediatamente se le quita.

Ahí en nuestras tierras no manda el gobierno federal, el que manda es el pueblo. Y los gobiernos que estamos poniendo tienen que obedecer. Y miren, no les voy a echar mentiras, ojalá puedan ir alguna vez, pero donde no había escuelas, hay escuelas, las construimos nosotros sin ayuda del gobierno. Como nos dimos a conocer, nos ayudó gente de otros países, nos ayudó gente de México. Y el dinero ese no se lo quedó Marcos, ni se lo quedó la dirección zapatista. Los pueblos levantaron escuelas, hospitales.

La tierra que era de los finqueros, se las quitamos -como dijo Zapata- y se repartió entre los campesinos. Y nuestros maestros no son los maestros del gobierno. Son la misma gente del pueblo, los jóvenes, que aprenden a enseñar. Y son los que están enseñando a los niños, y a las niñas. Porque antes allá las mujeres eran tratadas como si fueran ganado: se vendían. O sea, si alguien quería casarse con una muchacha, no iba y le hablaba a la muchacha, sino que le pagaba al papá, y con eso ya se llevaba a la muchacha. Ahora ya no. Esas cosas están cambiando, porque las mismas mujeres indígenas zapatistas se organizaron para exigir sus derechos. Como dijo la compañera, todo lo que tenemos nosotros, no nos lo dio el gobierno: lo tuvimos que construir nosotros mismos.

Y entonces, estamos viendo eso como pueblos indios que somos, y empezamos a hacer un movimiento nacional para exigir nuestros derechos. Y salimos varias veces a recorrer al país. Y entonces, conocimos a los jóvenes -a las jóvenas también como dicen nuestros compañeros- y vimos que son perseguidas igual como somos perseguidos nosotros. Que se burlan porque tienen el percing, porque se tatúan, porque se visten de negro, porque se pintan el pelo de otro color, o porque se peinan de otro modo. Nada más por eso. Y por eso piensan que son delincuentes. Y si hay un asalto en esta Cerámica y Novedades Gali, inmediatamente la policía va y busca al joven y dice: ése fue el que se robó las cosas. Y no se da cuenta que el que está robando en esa cerámica es el gobierno, que está agarrando sus impuestos para que se enriquezca el presidente municipal, el gobernador, el presidente de México.

Porque aquí, nosotros lo sabemos, que en México el ladrón anda de traje y corbata. Y se perfuma y se baña bien y vive en una gran casa. Y la gente humilde que está en la calle, o que está en la cárcel, ésa no tiene más delito más que el de ser pobre. O ser prieto, o ser chaparro, o ser gordo, como quiera que le quieran llamar.

Y vimos también que a las mujeres las persiguen porque son mujeres. Que porque "cómo estás", "qué buena estás mamacita", y "presta", y no sé qué, como si fuera un objeto, o como si fuera un ganado. O ya estás vieja, ya no me sirves, y las desprecian también. Y vimos también que a los campesinos que no son indígenas, también les están quitando la tierra.

Y vimos a los pescadores también que los están haciendo a un lado, para que entren las grandes hoteleras. Y lo que hacen es que les chingan la pesca del camarón, o la pesca de los pescados -o de las especies de escamas, como dicen-, y entonces los van empobreciendo y empobreciendo hasta que dicen: bueno, ya no se puede hacer nada. Y con el Procede y el Procecom, vende la tierra. Y el lugar donde está la cerámica, donde están las tiendas que están, sus casa y todo esto, se tienen que ir a trabajar a otras ciudades o a Estados Unidos.

Ahorita llevamos 23 estados de la República. Y no hay un solo estado que no tenga familias cortadas por la mitad, porque sus parientes están en el otro lado. Y gente que trabajaba la tierra y la hacía producir, y tenía en su mesa qué comer -y nadie se lo había regalado, lo había conseguido con su trabajo-, y ahora ya no tenía nada. Porque salía más caro sembrar y vender que irse para otro lado. Campesinos que estuvieron todo el día trabajando para sembrar maíz, trigo, alfalfa, sorgo, frijol, verduras y dicen: "no sale Subcomandante. No sale, lo que le tengo que meter de trabajo y de dinero a la tierra para que me dé, a la hora que voy a vender mi producto a la ciudad, no me sale la paga. Mejor me voy a dedicar a otra cosa". ¿Y la tierra? "Pues la tengo que vender".

Y las tierras que antes producían maíz, frijol, alimentos pues que consumimos nosotros: verduras, ahora está una empresa hotelera, un centro comercial. Y la gente que antes vivía ahí, que era gente noble, ya no existe. Hay una casa, un cerro, hay un desierto de cemento, decimos nosotros.

Y entonces, nosotros decimos: vamos a dejar la lucha armada y vamos a juntarnos con gente que quiera luchar. Porque nosotros no venimos a invitarlos a que se alcen en armas, ni que se pongan pasamontañas -de por sí hace mucho calor aquí-, ni que nos vamos a otro lado. Nosotros lo que les pedimos es organícense aquí, aquí luchen, pero ya no luchen solos.

Aquí vienen unos compañeros que traen grabadoras y cámara. Ésos, lo que están haciendo es tomando su voz de ustedes. Lo que dijeron las compañeras, lo que dijo el compañero. Y eso va a conocerse en Mérida, en Quintana Roo, en Chiapas, y en otras partes del mundo. Porque ellos tienen la forma de mandar para que gente que es igual que nosotros, que está abajo, conozca la lucha, conozca la lucha de este pueblo, de los pescadores, de los campesinos, de los colonos, de los jóvenes, de las mujeres de Escuinapan, y de toda esta región. Y a lo mejor no va a salir en los grandes periódicos, ni en los grandes noticieros televisivos, pero en esas pequeñas noticias, en esos pequeños grupos que se pasan entre sí la nota, se va a saber que aquí ustedes están luchando y que están siendo despojados.

Así como yo les vengo a contar la historia de los campesinos y de los pescadores de Yucatán -que les están haciendo lo mismo que a ustedes-. En Quintana Roo, en Isla Mujeres, resulta que los pescadores están acusados -ellos- de destruir la naturaleza. Y los meten a la cárcel. Y ¿sabes por qué? Porque llevan el camarón, o el pescado, y les quitan, si lleva 50 kilos, 40 se lleva el patrón, porque está violando la veda. Y 10 se tiene que mochar con el policía. Todo el día estuvo trabajando ese pescador y no quedó con nada. Y poco a poco lo van empobreciendo.

Y ahorita nos platicó el compañero que aquí los permisos son para las grandes empresas armadoras, para las pescadoras, para la iniciativa privada que se dice. La iniciativa privada es un grupo de ladrones que está con la ley, nada más. Y la gente que está trabajando aquí, que podía tener la esperanza de llevar a la mesa pescado, camarón, lo que fuera, dice: "bueno, pues a lo mejor estamos batallando, pero comida no nos va a faltar". Ahora sí. Porque ahora, trabajar en este sistema es un delito. Si ustedes van a pescar, que es lo que han hecho toda la vida -y sus padres, y sus abuelos, y así desde antes de la conquista-, ahora es un delito.

Y el que no tiene delito es el grande barco que agarra gran cantidad de camarón y a ese no sólo no lo meten a la cárcel, sino que lo apoyan. Le dan subsidio, dicen, le perdonan impuestos. Y ¿qué es lo que quieren hacer? Pues que se vayan de aquí. Que estas playas tan hermosas, este clima, todo eso, sea para un gran hotel. Y a ustedes no los quieren ver. Y ¿saben qué les van a decir? -porque así les pasó en Yucatán, en Quintana Roo y en Chiapas-: "Les conviene, vendan la tierra, porque va a venir el gran hotel, y entonces vas a tener trabajo". De mesera, de mozo, de ese... el que carga los equipajes -ese, el botón-, el que cuida el jardín, o el que acomoda los carros.

Entonces, ustedes dicen: pues sí, pues ya no sale la pesca, porque hay que meterle gasolina a la lancha, y luego hay que pagar el impuesto y luego ver dónde, la refrigeradora, y como llevarlo a otro lado para que se pueda vender, lo poco que se pueda comer, todo eso. Pues sí, a lo mejor sí conviene, vendo mi pedazo de tierra y viene el hotel, y ahí voy a trabajar. De albañil o de mozo, o de mesera, o de recamarera. Mentira. Esos grandes hoteles ya vienen con sus empleados. A ustedes no les van a dar trabajo.

Ustedes van a ver nada más como en cada calle, y todo eso, todas estas calles que no tienen pavimento ni drenaje, van a tenerlo, pero ustedes no van a estar. Va a estar un norteamericano, un francés, un español, alguien de otro país, viviendo en su tierra. Y ese dinero ni si quiera se va a quedar aquí. El dinero que está pagando ese turista se va a ir para otro país. Y aquí nomás va a haber pobreza. Ni siquiera va a haber gente.

Ahorita acaba de pasar el proceso electoral. Ustedes escucharon la bulla de que si el PAN, Calderón, que si el PRD López Obrador, y que si el PRI Madrazo. Pero ustedes saben igual que nosotros, que no importaba quién llegara. Como quiera, sólo se acercan cada tanto que hay elecciones y luego se desaparecen.

Y entonces sí vienen los políticos o los síndicos y dicen: vote por mí, vote por mí, y yo te prometo que te voy a arreglar esto y esto otro. Y como uno no tiene nada, pueds dice: pues bueno, a lo mejor es chicle y pega. Voy a votar por esa gente. Y anda véte no lo vuelves a ver, más que cuando sale en la televisión que se robó dinero. Cuando sale en el periódico que está en la cárcel porque es un violador de niños, o cuando se huyó a otro país. O cuando vas a ver a Escuinapa o a Mazatlán y tiene una gran casa, y dices: pues si ése era un pobre diablo ¿de dónde agarró el dinero? Pues de la política.

Y ustedes van a regresar a su mesa, a su calle, a su trabajo, a su lancha, y las cosas van a seguir igual. Dice: Bueno y ¿qué cambió? Y pasó PRI y no pasó nada, pasó PAN y no pasó nada, pasa PRD y no pasa nada.

Y entonces, nosotros decimos: ¿a poco nos vamos a estar esperando ahora sí que viene otro, y otro, y otro, a ver si alguna vez sale uno bueno? Si gente del pueblo nos dice: es que ya no pedimos que salga un político bueno que nos ayude, nomás pedimos que salga uno que no robe. Aunque no nos haga aquí las cosas que queremos, nada más que nos deje en paz. Pero casi, nos está metiendo un impuesto y otro y ahora -como explicaron- y una cantina, y otra, cuando lo que se necesita son escuelas, hospitales, otras cosas que ven aquí.

Entonces, nosotros decimos, en lugar de que vamos a luchar de que si alguien va a ser candidato. Que a ver que el Marcos sea presidente, o lo que sea, para ver si él sí nos va dar, tenemos que agarrar nosotros lo que es de nosotros mismos. Lo que está pasando es que cada quien ve por su lado. Y a lo mejor, si luchan sólo aquí, pues sí los chingan, a lo mejor sí. Pero si nos ponemos de acuerdo en todo el país y todos luchamos, pues ahora sí que somos más. Además no estamos pidiendo nada, estamos pidiendo que se respete. Así como nosotros como indígenas pedimos respeto, los jóvenes piden respeto, las mujeres, los ancianos, los trabajadores. El respeto a lo que somos: pescadores, campesinos, colonos, lo que sea cada quien.

Y ese mar nadie lo conoce mejor que ustedes. Ustedes saben cuándo, cómo y qué es lo que se puede pescar y comer. Al rico que va a venir a poner un hotel, ese no le importa ni siquiera qué, lo que le importa es que se ve bonito, que hace bonito clima y cuánto va a cobrar por la habitación, y ya. Y todo ese mar que a ustedes les producía alimento, y a nosotros, porque ese alimento iba para otra gente, se va a perder. Y se va a destruir todo. Porque no crean que se quedan contentos con eso. Ustedes saben que el mar es como la tierra, si le cambias algo, empieza a cambiar todo. Entonces le van a empezar a meter cosas y se va a morir el pescado. Y a la hora que esto sea... todo esté sucio y destruido, señores, agarran su hotel y se van para otro lado. Y lo que antes aquí era hermoso, ya no va a existir. Va a ser como si hubiera pasado una guerra, como si hubiera caído.

Entonces, nosotros que somos de la Otra Campaña, no nada más es que somos zapatistas, hay de organizaciones, muchas organizaciones, grupos y colectivos en cada país, perdón en cada estado, ojalá fuera en cada país. Y lo que nos estamos haciendo es poniendo de acuerdo, y respetando. No se trata aquí quién va a mandar. De que ahora ya va a llegar el Marcos, o el zapatista, y él va a dar la orden y todos tienen que obedecer. No, que vamos a respetar. Si aquí se van a organizar ustedes como mujeres, como pescadores, como estudiantes, como maestros. O en Escuinapa, en la cabecera. O en todo Sinaloa. Nosotros vamos a respetar eso.

Lo que vamos a hacer es que cuando los ataquen a ustedes, o los chinguen, o les hagan una maldad, en todas partes respondamos, en todas partes apoyemos. Ahorita, por ejemplo, que venimos aquí, está el problema que nos dijeron de la Escalera Náutica, de que no les dejan pescar el camarón más que a los grandes propietarios. El de las escuelas, el de la persecución a los jóvenes, el de las colonias populares en Escuinapa. Pero antes nada más estaba aquí. Y ¿quién se va a venir a asomar acá? Acá nada más se asoman los políticos para quedarse con la tierra y para poder meter los hoteles. Y ahora con esto, se están empezando a conocer en otras partes del país, con gente igual que ustedes, lo que está pasando acá. Y entonces, cuando pase algo aquí, que ustedes organicen. Por ejemplo, que se están organizando para demandar a las autoridades de... según esto que están cuidando la naturaleza -y son las que la destruyen- por ecocidio, o sea por destruir la naturaleza. Pues en otras partes se van a enterar y van a apoyar. Y a la hora que pasemos en otros lugares, nosotros vamos a contar la historia de aquí. Y si aquí está pasando esto con los pescadores, y los compañeros que tenemos en Quintana Roo, en Chiapas -en la costa de Chiapas-, en Yucatán, en Michoacán, van a decir: están igual que nosotros. Y van a ver que van a decir: ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y luchamos juntos?

Porque una cosa es que aquí en esta parte de Sinaloa luchen porque se respete el derecho de la pesca, de las cooperativas, y de los particulares pequeños, y otra cosa es que en todo el país se demande que se respete eso. Porque no se trata nada más que los dejen pescar, tendría que haber los apoyos para eso. Los apoyos que están dando para instalar empresas hoteleras, deberían ser para las cooperativas pesqueras. Porque es de ahí donde va a salir el alimento. Si sale más producción pesquera, se benefician ustedes y se beneficia la gente porque sale más barato. Pero a ellos no les interesa eso.

Entonces, nosotros no venimos a prometerles que vamos a solucionar el problema de aquí, ni de ningún lado. Nosotros les venimos a invitar a que vamos a ser compañeros. Que ustedes se organicen acá. Que planteen claramente sus derechos y que los den a conocer, con otras partes del país. Y que como jóvenes, como pescadores, como mujeres, como maestros, como estudiantes, como colonos, cada vez que tengan una demanda, se apoyen unos con otros. Nos apoyemos entre todos.

Y entonces, ustedes puedan decir aquí: nosotros luchamos como pescadores, como colonos, como mujeres, y nos apoya el EZLN. Pero también los apoyan todas las organizaciones, grupos y colectivos que están en la Otra Campaña. Y nosotros pensamos que así sí van a resultar. Ya probamos muchos años, que si un político y otro, y otro, y otro, y no sale. ¿Por qué no probamos que nosotros mismos nos organizamos? Que el mismo pueblo de aquí decida qué se va a hacer. Y que el dinero venga no para beneficiar a los ricos, sino para que la misma gente decida qué va a hacer.

Imagínense que ustedes tienen el presupuesto, no el presidente municipal, que ustedes. Y así en asamblea deciden: ¿qué vamos a hacer con ese dinero? Porque los otros lo que hacen es que yo me agarro este pedazo y nomás pinta ahí la pared o algo, para que parezca que estoy haciendo obras. Y ustedes dicen: no pues vamos a meter drenaje, vamos a pavimentar aquí, vamos a mejorar esto. Vamos a garantizar el permiso para la pesca, y vamos a prohibirle a las grandes empresas que pesquen camarón. Que sólo se pueda pescar camarón las cooperativas y los particulares pequeños. Eso sí sería un cambio. Y lo decidirían ustedes.

Eso es lo que estamos proponiendo nosotros. No que vamos a ir a hablar con el Calderón, o con el Fox, o con el López Obrador, o con el Madrazo, con el que vaya a quedar. Porque nosotros ya hicimos eso y no resultó. Y lo que sí nos resultó es que nos organizamos nosotros mismos. A lo mejor van a decir mentiras de ustedes, porque así es siempre, cuando el pueblo se organiza o lucha, empiezan a decir mentiras. Así dijeron mentiras de nosotros. Pero ahora, gracias a estos compañeros que nos vienen acompañando, pues va a haber otra forma de entenderse, otra forma de conocer lo que está pasando.

Así que nosotros venimos a decirles eso. Nosotros no venimos a decir que van a votar por nosotros, y que vamos a resolverle este problema. Nosotros decimos: ustedes mismos lo pueden resolver el problema, si se unen con otros que los apoyen. Y a lo mejor no me están creyendo, o a lo mejor sí me están creyendo. Pero créanme, nosotros ya lo vimos en otras partes del país: así empieza el despojo. El despojo es cuando te quitan una cosa, sin preguntarte nada.

Empezó la veda, ahorcaron a las cooperativas, les pusieron impuestos, les pusieron muchos trámites, hicieron que los pescadores se empobrecieran, privatizaron la zona ejidal que da con el límite el litoral. Tuvieron que vender, y en su lugar, ahora hay un gran hotel. y los que nacieron ahí, familias enteras: abuelos, bisabuelos, todo eso, ya no pueden entrar, ni pagando. Porque quién va a poder pagar para entrar a un hotel de esos tan grandes. Entonces, les quitaron todo y ahorita no tienen nada. Familias que tenían tradición de pesca, que eran pescadores, están trabajando en el otro lado -alguno de ellos-, de albañil o de lo que encuentre. Y otra parte de su familia está en una ciudad y otra en otra. Están completamente destruidos y desbalagados.

Si queremos defender el mar, si queremos defender la tierra, si queremos defender nuestra identidad como jóvenes, como mujeres, como colonos, como estudiantes, tenemos que organizarnos nosotros mismos. No es que estamos contando mentiras. Nosotros ya lo hicimos, y nosotros no teníamos nada, nada. Ni siquiera un pedazo de mar, ni siquiera un pedazo de tierra. Y nos organizamos y lo conquistamos. Y en nuestras tierras, ser indígena es un honor. En las ciudades, es una vergüenza.

Y viera que este país reconoce a los indígenas y reconoce a sus trabajadores, y a sus mujeres, a la gente que está abajo, que es la que lo hace caminar, entonces, sería otro país. Y no sería que un tarugo como Fox es el que está representando a México. Si viera que en otros países dijeran: México es esos pescadores de Sinaloa, o esos indígenas de Chiapas. o esos jóvenes de Escuinapa, eso sería otra cosa. Y entonces sí tendríamos el respeto que merecemos como nación.

Entonces, eso es a lo que los estamos invitando, compañeros y compañeras. Ustedes ahí véanlo, piénsenlo, platíquenlo, y vean si no es cierto lo que les estamos diciendo. Y piensen esto que les estoy diciendo: aquí no se trata de que ahí vamos a escoger a otro que va a venir de fuera. Se trata que nosotros nos organicemos y decidamos qué es lo que vamos a hacer. Gracias compañeros, gracias compañeras.


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