CORREOS PARA LA EMANCIPACION
Director: Fernando Bossi
Año IV, Número 125, 23 de marzo de 2002
24 de Marzo de 1976.

A 26 años del Golpe de Estado militar, oligárquico e imperialista, rendimos homenaje a los 30.000 desaparecidos.

VENEZUELA: EL MANUAL DE LA DESESTABILIZACIÓN CONTRA EL GOBIERNO DE CHÁVEZ.

Stella Calloni.
Corresponsal de La Jornada de México

Si de algo se puede hablar en Venezuela es de la utilización burda del manual de la desestabilización utilizada por los "democráticos " opositores al gobierno del presidente Hugo Chávez, y cuya dirección operativa está en Washington. Parece que nada hubiera sucedido en todos estos años. Sólo con abrir los viejos manuales de la desestabilización con que destruyeron gobiernos populares -volver a los años de 1954 en Guatemala no le haría nada mal a los plumíferos de estos tiempos- o yendo más cercanamente a los años 70 en Chile contra el presidente Salvador Allende o en los años 80 el complot anunciado sin ambages en los documentos de Santa Fe donde se decide la eliminación de presidentes como el general Omar Torrijos en Panamá o el presidente ecuatoriano León Roldós.

Baste revisar lo actuado contra la Nicaragua sandinista entre 1979 y 1990, o las argumentaciones para que la mayor potencia del mundo invadiera la isla de Granada, de 345 Km2 en el Caribe, acompañados los ejércitos de Leviatán por una comparsa payasesca de enviados de primeros ministros de otras islitas sumidas aún en los vapores del viejo colonialismo. Y la invasión a Panamá, en diciembre de 1989, para instalar un presidente como Guillermo Endara, que juró en la base militar estadunidense del Comando Sur donde estaba ya preparado esperando a que las bombas cayeras sobre los barrios pobres, en la criminal prueba de armas que allí realizó Washington.

Todo lo que dijo George Bush padre para justificar su criminal "Causa justa" fueron mentiras y falsedades, como se comprobó ahora. Un oficial estadunidense acuñó entonces aquella frase de la "pequeña Hiroshima" para referirse a lo que habían hecho en Panamá, Y también se habló de la "Guernica de América". Pero de esto poco y nada se habla, porque una cantidad de intelectuales supuestamente de izquierda se dejaron seducir convenientemente por la propaganda del sistema y dejaron hacer.

También se han silenciado hechos tales como que Endara fue abogado de la empresa Chola-Corporation, en el sur de Chile, que estaba bajo el control del General Manuel Contreras, el jefe de la temible Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que a su vez fue el organismo clave de la siniestra operación Cóndor. En tiempos de "los democráticos" gobiernos venezolanos del pasado, la DISIP venezolana cooperó con esta Operación, como surge de los archivos del Terror, encontrados en Paraguay en diciembre de 1992, donde los cables enviados en el círculo de la Operación Cóndor iban dirigidos entre otros a Ven. (Venezuela) como a Bol (Bolivia) a Col (Colombia) y a todos los socios cóndores de las dictaduras del sur.

Los miles de muertos de la invasión norteamericana a Panamá reclaman a la conciencia de muchos intelectuales latinoamericanos y del mundo. Y hay hechos temibles y aciagos en esta historia y especialmente desde que el poder mundial se apoderó de la casi totalidad de los medios de comunicación, que complican a aquellos que a sabiendas de lo que hay detrás no han hablado ni actuado.

Los cómplices de los genocidios múltiples como el que está produciendo las hambrunas en los países de nuestro continente en estos tiempos, o la continuada represión, que continúa en menor escala, pero en igual violencia, tarde o temprano serán señalados en la historia que construirá un humanidad libre que habrá de ser. En su esquema de Guerra de Baja Intensidad (GBI) montaje de Washington para estos tiempos, que implica desde lo económico, lo diplomático, militar, guerras sucias y demás, la desinformación es el arma clave, el primer disparo. Y por eso hay que analizar lo sucedido en Panamá, porque este fue un punto de inflexión ya que por primera vez una buena parte de la intelectualidad local ganada por los espejos de colores, pero no ingenuamente, justificó su ausencia, permitiendo uno de los primeros triunfos de la GBI en su propuesta de ganar mentes y corazones. Así lo dicen. Desde entonces podemos hablar de un sector de izquierda intelectual neoliberal, que como las brujas existe. Hablan de una "democracia" que saben no es sino una seudodemocracia castrada de raíz. Los "democráticos " empresarios de Venezuela no tienen nada que envidiarle a los democráticos empresarios que en Chile acompañaron a Augusto Pinochet. Esta historia no sólo está contada sino que surgió con toda intensidad, cuando la terquedad gloriosa de las familias de las miles de víctimas de las dictadura en la región y organismos humanitarios obligó a desclasificar documentos.

De allí surge cuanto pagaron por los cacerolazos de la clase alta, la huelga de los camioneros y otras tantas acciones. Desde Washington decían sin dudar "tienen que hacer gritar a la economía" y se llevaban dineros para afuera, boicoteaban los programas populares, escondían los alimentos, mientras creaban redes de desinformación, que hoy salieron a la luz en los rastros de la Operación Cóndor.

Mandaron millones de dólares para esas acciones, como cuando crearon oficinas especializadas en Washington para formar "coaliciones opositoras" como lo hicieron en Panamá, donde hasta se tenía la dirección física desde donde se actuaba. O en Nicaragua. Todo eso está documentado. ¿No lo saben los intelectuales que se prestan a lo que está sucediendo en Venezuela, un típico esquema a la chilena? ¿ No lo saben los que no han dicho absolutamente nada sobre lo actuado por el gobierno de Chávez, ni sobre la Constitución aprobada ahora que es un modelo democrático, ni sobre la Reforma Agraria y tantos otros hechos ocultados vergonzosamente. Todo eso se realizó bajo la temible presión de la mayor potencia del mundo y sus cómplices internos, que como en Argentina se han llevado el dinero al exterior para "hacer gritar la economía".

En estos momentos pienso como nunca en el periodista y escritor Rodolfo Walsh, asesinado por los dictadores argentinos que reinaron a sangre y fuego entre 1976 y 1983, el cuál siempre sabía donde estaba la verdad, porque era un eterno investigador de la suerte de América Latina, a sabiendas -como no lo saben muchos otros- que la suerte de cada uno de nuestros países está ligada a la del otro. Hubiera escrito seguramente sobre cómo la guerra sicológica y desinformativa en estos tiempos guiada por la CIA estadunidense, ahora sin medida después del nefasto 11 de septiembre de 2001, se supera a sí misma .

La publicación por periódicos venezolanos de una falsa entrevista a Ignacio Ramonet director general de Le Monde Diplomatique en París, dejó en claro el nivel que ha tomado la guerra desinformativa. Con bastante satisfacción algunos periodistas que se dicen fuera del sistema festejan cada paso de la subversión empresarial venezolana. Se ha llegado hasta la hipocresía de criticar o burlarse de un programa de radio del presidente Chávez para decir la verdad o enfrentar la desinformación.

En ese programa se leyó por ejemplo la carta de desmentida de Ramonet, que ningún periódico -faltando a la ética después del escandaloso affaire- se atrevió a publicar. Curiosamente los mismos periodistas nada dicen del programa radial de todos los domingo del presidente Georege W. Bush en su cruzada mundial contra todos, o del que mantiene el presidente chileno Ricardo Lagos respondiendo a las preguntas de la población.

Como se ve la doble moral está a la orden del día lo que muestra la levedad de la "objetividad" de los grupos que fustigan a Chávez. Estados Unidos ahora tiene un aliado increíble: la frivolidad y cobardía de muchos intelectuales, que disfrazan como "objetividad" lo que es su sumisión a los dictados del gran poder.

La conjura de los empresarios, de los ricos contra los pobres es tan violenta como lo fue la de los empresarios chilenos unidos por supuesto con las empresas extranjeras, y en ese caso con el ejército que no dudó en matar a todos aquellos de sus hombres que se oponían al golpe y a la matanza. Así atacan como en la mejor guerra fría a aquellos que toman una posición en favor de Chávez, y usan para ello acusaciones falsas y burdas y no por casualidad hablan de "internacionales comunistas" y atacan con mentiras burdas, están detenidos en el tiempo de la "guerra fría", lo que si no fuera grave por lo que significa de fondo el asunto resultaría jocoso.

Resulta que mientras el gobierno no tiene un solo periódico importante bajo su control, la prensa venezolana habla de "amenazas a la libertad de expresión" simplemente porque el presidente se defiende, como puede hacerlo. La dictadura en Venezuela la ejerce una prensa al servicio de los grandes intereses. El prestigioso periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel, ha recordado en un estudio reciente cómo fue la represión a la prensa en los así llamados "gobiernos democráticos, como cita en una nota reciente el periodista chileno Hernán Uribe .

Díaz Rangel "mencionó la persecución practicada bajo las presidencia de Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi. Añade que nunca hubo una protesta, una condena, del Bloque de Prensa ni menos de la SIP. A pesar de que hubo clausuras, censura por decreto y otras formas de coerción" señala Uribe quien compara extensamente lo actuado por la prensa en Chile y que precedió el golpe con lo que sucede hoy en Venezuela. A mediados de febrero, se ha sumado al complot contra Chávez, la Organización de Estados Americanos (OEA). En un insólito documento, Santiago Cantón, "Relator Especial de Libertad de Expresión", critica la Constitución venezolana, rechaza las cadenas gubernamentales de radio y televisión- incluso el horario de ellas- y asimismo desaprueba la forma en que se distribuye la publicidad estatal.

En suma, el informe de Cantón, quien visitó recientemente a Venezuela, es una evidente injerencia en los asuntos internos de ese país, incluida su legislación. Cantón toma partido junto a los adversarios del gobierno en un acto de intromisión que afecta a un estado miembro de la OEA y pretende, de esa manera, actuar como un poder supranacional, ajeno por lo demás, a los propios estatutos del organismo" advierte Uribe. "A partir de que los hechos, y no las invenciones determinan que en Venezuela no se constata la adopción de medidas gubernamentales que afecten a la libertad de expresión, la OEA se ha unido peligrosamente a una suerte de conjura política que procura comprometer a lo estamentos castrenses, postura que en muchas legislaciones se denominasubversión." Concluye Uribe, fundador de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) y autor de numerosos libros sobre etica periodística y otros.

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